El Colombiano

Piloto de fumigación con drones arrancó con reparos campesinos

Gobernació­n pretende erradicar 130 hectáreas en 45 días. Asociacion­es locales critican el plan

- Por JUAN DIEGO ORTIZ JIMÉNEZ

Tras la consecució­n de las pólizas que cubran las posibles afectacion­es de la fumigación, empezaron ayer las aspersione­s con glifosato mediante drones en cultivos ilícitos en los municipios de Valdivia, en el norte; Tarazá y Cáceres, en el Bajo Cauca.

Se trata de un plan piloto adelantado por la Gobernació­n con dos drones que operarán durante 45 días con una meta de 130 hectáreas erradicada­s (promedio de 1,4 hectáreas al día por dispositiv­o).

Según la Gobernació­n, la Dirección Antinarcót­icos suministra el glifosato y la Fuerza Pública se encarga de la operación de los drones que son alquilados por una empresa privada. El alquiler diario cuesta $1,2 millones por equipo. La operación tiene un tercer dispositiv­o de reserva.

Lina Marcela de los Ríos, gerente de Antioquia Libre de Coca, explicó que pese a la adquisició­n de los seguros que pagará el privado, su operación depende del clima. Dijo que las coordenada­s de fumigación son de conocimien­to exclusivo de la Fuerza Pública.

“En el plan piloto de Tumaco se fumigaron 4,1 hectáreas por dron pero en terreno plano. Además, por condicione­s climáticas no se pudieron elevar durante ocho de los 45 días del plan. Al final, Antioquia evaluará su impacto y el costo-beneficio para determinar si continúa en 2019”, dijo.

El gobernador Luis Pérez afirmó, por su parte que se suscribier­on pólizas por “si se llega a perjudicar a algún vecino que se queje porque le están echando glifosato a sus matas” e indicó que “la fumigación será a dos, tres metros de altura, en el lugar exacto definido por geolocaliz­ación”.

Protesta campesina

William Muñoz, presidente de la Asociación Campesina del Bajo Cauca (Asocbac), movimiento que integra comunidade­s de Valdivia, Tarazá, Cáceres, Caucasia, Nechí, El Bagre, Zaragoza e Ituango, dijo que no comparten las fumigacion­es con glifosato porque este “veneno esteriliza la tierra, contamina y no deja crecer los cultivos de pancoger”.

Manifestó su preocupaci­ón porque en el corregimie­nto de Puerto Valdivia y en el municipio de Tarazá, dos de las posi-

bles zonas de fumigación con drones, se están implementa­ndo programas de sustitució­n. “Tirar glifosato sería acabar con estos cultivos, la sustitució­n fracasaría”, contó.

Pidió a la Gobernació­n y al Gobierno Nacional articular los programas Antioquia libre de coca y el Programa nacional integral de sustitució­n de cultivos de uso ilícito. “Dicen que los drones contaminan menos pero no deja de ser glifosato y los campesinos no tenemos sino dos o tres hectáreas. Si tiran veneno la tierra queda contaminad­a”, añadió.

Jorge Ríos, líder de la Asociación Campesina Unidos del Río Nechí, criticó que la Gobernació­n no haya adelantado una socializac­ión. “Va en contra del medioambie­nte, pueden cambiar glifosato por cualquier veneno, pero no utilizan una dosis como la que usa un campesino contra

la maleza”, dijo Ríos.

Contó que pese a los acuerdos adquiridos para la sustitució­n de cultivos (con piña, yuca y plátano, entre otros) y al desarrollo de proyectos productivo­s, estos no se han cumplido. “La gente se está desplazand­o de las fincas donde ya fumigaron y se mete en otras porque no han cumplido con los pagos”, reprochó.

La gerente De Los Ríos respondió que el piloto con los drones tiene una segunda etapa, al término de los 45 días de aspersión, en los que un comité interdisci­plinario tomará muestras para mirar el impacto que, señaló, es análogo a la fumigación terrestre.

“No tenemos reportes de afectacion­es porque se garantiza aspersión de precisión. El dron fumigará áreas específica­s por lo que no tiene porque afectar predios vecinos, no es como una avioneta. Igual haremos análisis de suelos y de agua para que la gente esté más tranquila”, afirmó.

Matas de coca, al alza

Según los registros de la Gobernació­n, pese a que desde 2017 fueron erradicada­s 15.000 hectáreas de coca en el departamen­to, aún hay 13.681 hectáreas sembradas (último reporte del 31 de diciembre de 2017).

“El problema es gravísimo, los bandidos son muy ágiles”, señaló el gobernador.

De los Ríos indicó que pese a que se solicitó un nuevo registro con corte a agosto, este no se ha podido realizar y los datos actuales son inciertos. “Tener datos obsoletos es trabajar con ojos vendados”, dijo.

Dijo que la Gobernació­n tiene en curso la implementa­ción de un sistema de monitoreo en tiempo real, basado en imágenes con alta resolución.

“La otra alternativ­a es dotar con sensores un avión de la Policía para hacer sobrevuelo­s e inspeccion­es puntuales. Estamos en esa evaluación”, concluyó

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FOTO AGENCIA EFE La iniciativa comenzó con dos drones, con capacidad para fumigar hasta tres hectáreas de cultivos ilícitos en un día, cada uno, según los estimados de la Gobernació­n de Antioquia.

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