A Banksy no le salió tan bien destruir su obra
La pieza que subastó el artista británico se hizo tiras solo hasta la mitad. Ya explicó que su plan era picarla completa.
Tan pronto como la obra se vendió por 1.04 millones de libras esterlinas (más de 4.000 millones de pesos), Girl with Balloon ( Niña con globo en español), esa famosa pieza del grafitero inglés Banksy, pasó por una trituradora de papel que estaba instalada en el marco, ante la mirada pasmada de quienes estaban en la subasta. Se paró cuando iba en la mitad.
El artista escribió en Instagram un día después: “La necesidad de destruir es también una necesidad creativa”. Una cita del español Pablo Picasso.
Solo que no ha parado de decir y ahora lo hizo en su página web. La aclaración de qué pasó sigue en un video que se encabeza Destruye el amor. El corte del director, en el que muestra, primero, la instalación de la trituradora, y luego los hechos ocurridos en la subasta de Sotheby’s, el 5 de octubre. Están incluso los pequeños grititos y la cara de angustia de la gente cuando el papel se rompió. Sobre todo la de Oliver Barker, encargado de la subasta: estaba angustiado. Mucho.
Al final de las imágenes, una última frase: “En los ensayos funcionaba siempre”. Y un último recuerdo: la obra deshaciéndose toda, no hasta la mitad. Es decir, falló el sistema. No era un poquito, era toda la propuesta la que debía quedar hecha tiras de papel.
Qué pasó
Fue un acto premeditado del artista británico de identidad desconocida, quien además explicó en su página web que en la casa de subastas no sabían de su plan. Esto porque algunos han dicho que era una idea en conjunto.
El director de arte contemporáneo en Europa de Sotheby’s, Alex Brankczik, confirmó que ellos desconocían las intenciones de Banksy, y en
una entrevista a The ArtNewspaper, medio especializado en arte, reiteró que no detectaron ninguna trituradora porque les dijeron que “el marco era una pieza clave del trabajo”.
No era, de todas maneras, cualquier marco: era uno grueso, de estilo victoriano, dorado, que contrasta con esa niña en negro que mira irse a su bomba en forma de corazón, aunque intente alcanzarlo con su mano.
Es decir, explicó el director de arte contemporáneo, que no podían manipularlo. Por supuesto que fue así, si bien no era lo que esperaban. Ahora, han dicho, han aprendido la lección: si les llega otra vez un marco así, lo van a cuestionar y a revisar.
La casa de subastas lo explicó en un comunicado: El performance de Banksy “se convirtió al instante en historia del arte mundial. Es la primera vez en la que un nuevo trabajo artístico se crea durante una subasta”. Ahora se llama Love is in the bin (El amor está en la basura).
Y así fue. La obra aumentó su valor. Medios británicos aseguran que incluso se dobló, por lo que significó su destrucción. ¿Quién no habló de eso ese primer viernes de octubre?