ANÁLISIS Una mediana participación no es igual a desatención
Antioquia es la base electoral del partido Centro Democrático. Recordemos que en la segunda vuelta presidencial aportó casi dos millones de votos. Y en las regionales de marzo de 2018 fueron casi 600 mil. A partir de estos caudales electorales se esperaba que los antioqueños tuvieran una alta representación en el gobierno del presidente
Duque. Esto ha sido así, aunque algunos esperaban más nombramientos, sobre todo, en cargos de primer nivel. Lo que se ha visto hasta hora son muchos asesores y directores jurídicos, segundos secretarios, viceministros y uno que otro embajador. Ahora bien, al comparar algunos de los problemas más acuciantes del departamento como la seguridad, la infraestructura, la implementación del Acuerdo de La Habana, la educación y la minería, entre otros, con las designaciones realizadas, sí se evidencian grandes vacíos.De los problemas que menciono solo se destacan tres nombramientos en entidades que podrían aportar soluciones, como es el caso de Car
los Mario Estrada en el Sena, Manuel Esteban Acevedo en el ICETEX y Juan Esteban Gil en INVIAS. Esto sin demeritar a quienes lideran hoy los Ministerios de Justicia y Salud. Considero, entonces, que aunque la representación antioqueña no ha sido la esperada por los sectores políticos, esto no significa una desatención al departamento, pues cerca del 95% de los nombramientos en el gobierno Duque son parte del “uribismo puro”, han acompañado al líder máximo del partido por años y sin ser del departamento saben que una de las tareas de cualquier partido, para el mantenimiento del poder, es trabajar en lo que el filósofo y politólogo alemán Max Weber, desde la teoría política, llamó los “dominios existentes”. En pocas palabras, un buen trato a Antioquia puede representar a futuro una alta rentabilidad electoral.