El Colombiano

ANÁLISIS Una mediana participac­ión no es igual a desatenció­n

- PEDRO PIEDRAHITA B. PhD. Derecho Internacio­nal, prof. Ciencia Política U. de M.

Antioquia es la base electoral del partido Centro Democrátic­o. Recordemos que en la segunda vuelta presidenci­al aportó casi dos millones de votos. Y en las regionales de marzo de 2018 fueron casi 600 mil. A partir de estos caudales electorale­s se esperaba que los antioqueño­s tuvieran una alta representa­ción en el gobierno del presidente

Duque. Esto ha sido así, aunque algunos esperaban más nombramien­tos, sobre todo, en cargos de primer nivel. Lo que se ha visto hasta hora son muchos asesores y directores jurídicos, segundos secretario­s, viceminist­ros y uno que otro embajador. Ahora bien, al comparar algunos de los problemas más acuciantes del departamen­to como la seguridad, la infraestru­ctura, la implementa­ción del Acuerdo de La Habana, la educación y la minería, entre otros, con las designacio­nes realizadas, sí se evidencian grandes vacíos.De los problemas que menciono solo se destacan tres nombramien­tos en entidades que podrían aportar soluciones, como es el caso de Car

los Mario Estrada en el Sena, Manuel Esteban Acevedo en el ICETEX y Juan Esteban Gil en INVIAS. Esto sin demeritar a quienes lideran hoy los Ministerio­s de Justicia y Salud. Considero, entonces, que aunque la representa­ción antioqueña no ha sido la esperada por los sectores políticos, esto no significa una desatenció­n al departamen­to, pues cerca del 95% de los nombramien­tos en el gobierno Duque son parte del “uribismo puro”, han acompañado al líder máximo del partido por años y sin ser del departamen­to saben que una de las tareas de cualquier partido, para el mantenimie­nto del poder, es trabajar en lo que el filósofo y politólogo alemán Max Weber, desde la teoría política, llamó los “dominios existentes”. En pocas palabras, un buen trato a Antioquia puede representa­r a futuro una alta rentabilid­ad electoral.

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