LA CARAVANA DE MIGRANTES EN CENTROAMÉRICA
La que se ha llamado “caravana de migrantes” que desde Honduras partió con destino a Estados Unidos, cuya cifra no es precisa pero se calcula en hasta 4 mil personas –pues a ella se ha ido sumando gente a su paso por Centroamérica hacia el norte– está en territorio mexicano y se ha convertido en un gran problema político para México, sometido a las presiones de Estados Unidos que exige que no la dejen continuar.
Honduras y Guatemala se vieron sobrepasadas por la caravana. Sus autoridades no pudieron controlar el flujo de personas. Hay transmisión en directo. Las imágenes son dramá- ticas y el sufrimiento de quienes marchan tiene aún más crudo reflejo en el rostro de los niños y de sus madres.
Donald Trump ha hecho advertencias sobre la prohibición de entrada que encontrarán estos miles de migrantes, de los que ha dicho que varios de ellos “son criminales”. Recuérdese que en su discurso reciente ante la Asamblea General de la Onu dijo que el derecho de las personas es quedarse en sus propios países para construir un futuro mejor y mejorar las cosas, antes que irse a otros. La capacidad económica de EE.UU. bien podría asimilar esta llegada de inmigrantes, pero el asunto va más allá y tiene implicaciones sociales y políticas. No hay un ambiente propicio y el gobierno es abiertamente hostil a la llegada masiva de migrantes que llegan, por demás, en situación irregular. Un enorme drama humano del que también Colombia tiene irreversible desafío