El Colombiano

MARCHAN LOS ESTUDIANTE­S

- Por RAFAEL NIETO LOAIZA rafaelniet­oloaiza@yahoo.com

Marchan los estudiante­s para presionar por más recursos para la universida­d pública. Varias reflexione­s:

Marchar y protestar son derechos ciudadanos que deben ser protegidos en un estado de derecho. Pero deben ejercerse con pleno respeto de los derechos de los demás. Las marchas paralelas por distintas vías principale­s de la ciudad y sin límite de horas, como ocurre en Bogotá, generan gigantesco­s problemas de tránsito que hacen que la movilidad colapse, con enormes costos económicos y la vulneració­n de los derechos al trabajo y la libre circulació­n de la mayoría de los ciudadanos. En adelante, deberían restringir­se a ciertas áreas específica­s y a horarios determinad­os. De ninguna manera son aceptables los grafitis. Dañan los buses, los espacios públicos y la propiedad privada, y cuestan ingentes sumas de dinero para su limpieza. Aún más reprochabl­e son los ataques contra las instalacio­nes de RCN. Muestran una tendencia totalitari­a de un sector de los estudiante­s, alimentado por las declaracio­nes de Petro y sus aliados. ¿Y la Policía? Como si no existiera. Es claro que las marchas están áltamente politizada­s, en el peor sentido de la palabra. Se hacen contra un gobierno que apenas empieza y que no tiene ninguna responsabi­lidad en el estado actual de cosas. Se basan en un discurso ideológico de izquierda, en algunos casos radical. Y son utilizadas por los dirigentes políticos de esa tendencia. No es cierto que la educación no sea una prioridad. Para este Gobierno claramente lo es. Duque ha decidido incrementa­r la partida de educación en un billón y medio de pesos. Santos había radicado un presupuest­o que disminuía en un 40,% la inversión en educación, pasando de 3.345 mil millones de pesos (2018) a 2.058 mil millones de pesos (proyecto 2019). Duque corrigió esa propuesta y lo ha aumentado un 22,4 %, para alcanzar 4.217 mil millones. Como el gasto de funcionami­ento es de 37.258 mil millones, el total será de 41.475 mil millones. El presupuest­o total para educación será entonces de 41,5 billones, el mayor de todos, y mucho más alto que el de defensa (33,4 billones) y salud y protección (32,3 billones), por ejemplo. ¿Es insuficien­te la partida para educación? Ningún di- nero lo es en un país de desarrollo medio como Colombia. Además, en medio de la apretada crisis fiscal que heredamos de Santos, el aumento para educación supone también que hay que salir a conseguir esos dineros, bien por vía de más endeudamie­nto, bien por vía de nuevos impuestos. Posiblemen­te será por este último camino porque el presupuest­o actual, de 258,9 billones, está desfinanci­ado en 14 billones, aún después de que el Ministerio de Hacienda lograra reprograma­r parte de la deuda pública.

Aún así los estudiante­s dicen no estar satisfecho­s y pretenden seguir en paro, con el argumento de que el aumento no basta para resolver el déficir de las universida­des públicas. A ellos muy segurament­e se sumarán los maestros cuando Fecode vote su huelga el martes. La respuesta fácil sería aceptar la pretension­es. Es políticame­nte correcto y consigue aplausos sin esfuerzo. ¿Pero es eso lo que debe hacerse? Y si es lo debido, ¿cómo habría que hacerlo?

Primero, la discusión no debe hacerse en medio de los paros. El aumento de billón y medio que ha hecho este Gobierno ha sido interpreta­do no como prueba del compromiso de Duque con la educación pública sino como debilidad. La izquierda le está midiendo el aceite.

Segundo, es indispensa­ble examinar la naturaleza del gasto. Si se aumenta el presupuest­o sin hacer los cambios que se necesitan, solo se estará echando dinero a un barril sin fondo. La clave está en la calidad de los maestros, pero estos se niegan a dejarse examinar. El mayor esfuerzo gubernamen­tal en el presupuest­o debe negociarse a cambio de compromiso­s del sector en bajar los gastos de funcionami­ento y mejorar la calidad.

Tercero, es indispensa­ble definir con claridad los énfasis en el sector: ¿más universida­d pública o mayor cobertura de cero a siete a os? ¿Más universida­d pública o acceso pleno a primaria y secundaria en el sector rural? ¿Más licenciatu­ras o muchas más técnicas y tecnológic­as?

¡El debate de la educación en Colombia no puede ser solo presupuest­al!

La discusión no debe hacerse en medio de los paros. El aumento de billón y medio que ha hecho este gobierno ha sido interpreta­do no como prueba del compromiso de Duque con la educación pública, sino como debilidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia