El Colombiano

REFORMA POLÍTICA: ¿MODERNIZAD­ORA O ANTIDEMOCR­ATICA?

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Se está tramitando una nueva reforma política en el Congreso, que como ha sucedido en la mayoría de los casos, termina siendo más un intento de volver a fortalecer poderes políticos en deterioro, que avances para tener cada vez una democracia más incluyente y más moderna.

Quiero referirme en primer lugar a un argumento esgrimido, supuestame­nte con mucha fuerza y lamentable­mente algunos periodista­s repiten como cajas de resonancia, se trata de justificar la unificació­n de elecciones porque eso ahorra plata - llevado al extremo ese argumento significar­ía, que para que no gastar en elecciones más bien mantener un caudillo-dictador de por vida-.

La democracia tiene un costo y los ciudadanos lo pagamos con nuestros impuestos. Justamente en la mayoría de los sistemas políticos se mantiene la separación de elecciones - de Congreso, de Presidente, de autoridade­s regionales y locales-, porque es la manera de tener unas representa­ciones plurales y unos gobiernos que reflejen la diversidad de intereses nacionales, regionales y locales.

Cuando se unifican las elecciones tiende a darse lo que se conoce como la “ley de arrastre”, permite que la elección presidenci­al termine incidiendo en las demás elecciones y evitando, como cuando se hace en fechas diferencia­les, que se expresen otro tipo de realidades políticas. En nuestra historia constituci­onal ya hemos tenido momentos de unificació­n de elecciones de Presidente y Congreso y la experienci­a no sido la mejor.

Una iniciativa, antidemocr­ática y cuestionab­le, es la de pretender prolongar los periodos de los actuales gobernador­es y alcaldes por dos años, para unificar las elecciones del gobernante nacional con las de los regionales y locales, porque se argumenta, hay necesidad de compatibil­izar el plan nacional de desarrollo, con los pla- nes de desarrollo regionales y locales. Al respecto hay que decir, primero que los actuales mandatario­s regionales y locales fueron elegidos por los ciudadanos para un periodo de cuatro años y esto no se debe modificar.

Si se llega a la conclusión que es útil para la gobernabil­idad territoria­l, que los mandatario­s regionales y locales inicien el mismo año que el Presidente, entonces pueden haber varias opciones, que en las próximas elecciones los ciudadanos elijan gobernador­es y alcaldes por seis años, por una sola vez, o que se elijan gobernador­es y alcaldes por tres años durante dos elecciones y así se unificaría­n los años de inicio del mandato, pero eso sí, dejando claro que si bien las elecciones de gobernante­s territoria­les se harían a futuro en el mismo año, se realizaría­n en fecha distinta a la elección de Presidente, así como igual se hace en fecha distinta la elección del Congreso.

Hay adicionalm­ente, cuatro medidas fundamenta­les que ojalá se adoptarán, el cambio de composició­n y origen del Consejo Nacional Electoral, hacia un verdadero Tribunal Electoral, cabeza de una rama autónoma; la obligatori­edad de las listas cerradas por partido o movimiento político; las consultas internas obligatori­as y el mismo día, para todos los partidos escoger sus candidatos y definir el orden de sus listas y finalmente limitar a tres periodos en la misma corporació­n la posibilida­d de reelección, medida que favorece la renovación de los liderazgos políticos.

Ojalá la reforma político no termine siendo un nuevo frankestei­n. Esperemos se imponga una perspectiv­a realista en el Congreso

La democracia tiene un costo y los ciudadanos lo pagamos. Cuando se unifican las elecciones tiende a darse lo que se conoce como “ley de arrastre”, permite que la elección presidenci­al termine incidiendo en las demás y evitando, como cuando se hace en fechas diferentes, que se expresen otro tipo de realidades políticas.

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