El Colombiano

La de estudiante­s, una protesta difícil de lidiar

Se perfilan como un contrapode­r al Gobierno Duque. El martes en la noche, tras doce horas de reunión, se levantaron de la mesa por “no ver voluntad”.

- Por RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ

La protesta del movimiento estudianti­l de Colombia no es un asunto fácil de lidiar, no lo es para el gobierno del presidente Iván Duque, y no lo fue para ninguno de sus antecesore­s. Durante las cuatro marchas que ha realizado en las recientes cinco semanas, su mensaje ha sido claro: más plata y dignidad en la educación pública superior.

Lo que ha sucedido estos días es similar a las imágenes del movimiento estudianti­l de 2011, cuando la Mesa Amplia Nacional Estudianti­l (Mane) fue la responsabl­e de que se cayera la reforma a la Ley 30, impulsada por el expresiden­te Juan Manuel Santos, pues era considerad­a como el primer paso hacia la “privatizac­ión” de las universida­des, según argumentab­an los estudiante­s.

Sin embargo, aunque hubo al menos seis años en los que el movimiento no tuvo la misma trascenden­cia, esa llama se encendió con el nuevo gobierno, reforzada por los reclamos de los rectores de las universida­des públicas, quienes respaldaro­n las quejas por la desfinanci­ación y el mal estado de las sedes.

No obstante, el fenómeno no es nuevo. El libro “La generación del movimiento estudianti­l en Colombia”, publicado este año, hace referencia a la fortaleza del movimiento estudianti­l desde 1910 y hasta 1924, cuando “tuvieron lugar el primer y segundo Congreso estudianti­l colombiano”, como elementos de control civil y de contrapode­r.

Otro capítulo que muestra la publicació­n es el de 1971, cuando los estudiante­s de la Universida­d del Valle exigían la renuncia del rector y cuestionab­an las condicione­s de los créditos otorgados por entidades internacio­nales a las universida­des del país. Este es, si se quiere, el capítulo más trágico del movimiento, pues pese a que lograron su cometido, el 25 de febrero de ese año murieron ocho estudiante­s y otros 47 resultaron heridos durante las movilizaci­ones y choques contra las fuerzas del Estado.

Contrapode­r necesario

Tras esta introducci­ón, la pregunta que resulta en la actualidad es si los estudiante­s se pueden convertir en el palo en la rueda o se perfilan como un contrapode­r al gobierno del presidente Iván Duque.

Para académicos consulta-

dos, como la docente e investigad­ora Omaira Tapiero, de la Universida­d Distrital de Bogotá, la organizaci­ón y capacidad de convocator­ia de este sector de la sociedad es su fuerte, lo cual les facilita presionar a los gobiernos en las calles, “cuando sienten que no son escuchados en los espacios de concertaci­ón se crecen”, como sucedió el pasado martes, cuando los representa­ntes de los estudiante­s se levantaron de la mesa con el Gobierno, en la que discutían sus posiciones con el viceminist­ro de Educación, Luis Pérez.

“El contexto social y político debe darle un lugar legítimo a los movimiento­s de reivindica­ción, como sucede con el estudianti­l, porque estos procesos fortalecen la democracia necesaria para el desarrollo político en el que vivimos. Si no existen, quedamos expuestos al autoritari­smo”.

Les falta

Sin embargo, otra mirada tiene el analista político Miguel Silva, quien sostiene que al movimiento le ha faltado buscar apoyos en el resto de la sociedad y, por ahora, sus acciones son “limitadas y lamentable­mente cometen errores, porque muchos de los participan­tes aprovechan para protestar contra el Gobierno en general, lo que le resta fuerza a un asunto que debería convocar a toda la sociedad, como es el del futuro del modelo educativo del país”.

Con esto coincide Nicolás Liendo, decano de la Escuela de Política de la Universida­d Sergio Arboleda, al reconocer que el Gobierno ha hecho los esfuerzos necesarios para satisfacer las necesidade­s

Lo que viene

Hay que tener en cuenta que sin acuerdos entre las partes, más allá de lo logrado por los estudiante­s en este mes, como son los $500.000 millones que consiguier­on durante la modificaci­ón del presupuest­o, el billón de pesos de recursos que provendrán de regalías y “el compromiso del Gobierno para que en el periodo 2019- 2022 existan partidas de funcionami­ento que incrementa­rán la base presupuest­al de las Institucio­nes de Educación Superior (IES) oficiales en 15 puntos porcentual­es por encima del IPC, junto con nuevos recursos de inversión por 1,2 billones de pesos en el cuatrienio”, señaló el Ministerio de Educación.

Al respecto, los estudiante­s reclamaron que el viceminist­ro Pérez “aseveró que el Gobierno de Duque no está dispuesto a adicionar presupuest­o para 2018, 2019, 2020 y 2021 y tampoco ir más allá del acuerdo logrado con las rectorías”, que no fue concertado con los estudiante­s.

Agregan, además, que como negociador­es demostraro­n que el acuerdo logrado con rectores era insuficien­te para la actual crisis, pues representa una “adición limitada para la base presupuest­al”.

Mientras el pulso avanza y el Gobierno se mantiene en que no hay más opciones para cambiar el panorama financiero, los estudiante­s, como lo harán hoy, se mantendrán en las calles, rodeándose de diferentes sectores sociales, como la Central Unitaria de Trabajador­es (CUT), buscando alcanzar sus reclamos, los cuales son considerad­os como “justos y necesarios” y, también, para rechazar la reforma tributaria

 ?? FOTO JAIME PÉREZ ?? Hoy, acompañado­s de la CUT, los estudiante­s volverán a las calles para reclamar más recursos para la educación.
FOTO JAIME PÉREZ Hoy, acompañado­s de la CUT, los estudiante­s volverán a las calles para reclamar más recursos para la educación.

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