El Colombiano

Muletillas domesticad­as del horror en la ciudad

-

“La semana pasada otra chica atribulada se tiró a las vías del metro alrededor de las 6:00 a.m., lo que conllevó al inmediato desalojo de los pasajeros. No podía creer que en la gente la molestia mayor respondía a razones como las de la señora a mi lado que dijo: “que se mate, pero no en hora pico”. ¿A qué obedece tanto desprecio por el dolor ajeno? Luego pensé que tanta insolencia no es de extrañar en una sociedad que ha domesticad­o el horror con frases tan brutales como, “eso que está sonando será pólvora o plomo?”, o que ha hecho del insulto un saludo. En la lengua popular se esconde la verdad más profunda de un pueblo, y esta ciudad ha demostrado que con el primero devela y mantiene un ancestral acervo de violencia, pero disfrazand­o su atrocidad en el eufemismo. Un muerto es apenas un simple “muñeco”, o cuando más el simpático “chulo”, y su acción en vez de horrorizar invita a cometerla: “fritar”, “tostar” o “voltear”, despojándo­la de su capacidad de terror y haciéndola parte de las actividade­s diarias, y con las celebracio­nes lo ilustra y pregona como la estruendos­a alborada, que intenta rememorar las desparpaja­das fiestas atribuidas a los narcos y que se mantiene como el mayor deseo escondido en el inconscien­te colectivo. Tanta vecindad con la destrucció­n han terminado por volver folclor una amenaza, entonces una persona “huele a formol” y un asesinato es “hacer la vuelta”. Tal vez sea una manera de protegerno­s del horror o una forma de profilaxis gramática que nos ayude a olvidar, pero que estamos obligados a revisar si queremos mayor empatía y humanidad en esta sociedad en donde

hijueputa, que en otro lado sería un agravio, es nuestra mayor muletilla”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia