El Colombiano

Congreso no les cumplió a las víctimas del conflicto

Por segunda vez se hundió el proyecto de las 16 circunscri­pciones especiales de paz en el Senado.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M.

Muchas víctimas en Colombia sueñan con ocupar una curul en el Congreso, piensan que así tal vez llegaría el acueducto a su vereda o la educación superior a su municipio, que de pronto si desde esos sillones, ocupados por los “padres de la patria”, explican con suficiente persuasión a los políticos de turno cuáles son las necesidade­s de las zonas históricam­ente asediadas por el conflicto armado, las cosas para los suyos pueden cambiar.

Sin embargo, los congresist­as, quienes serían sus colegas si ese sueño se convirtier­a en realidad, hundieron ayer por segunda vez esa posibilida­d, cuando no hubo quórum a la hora de votar en la plenaria del Senado.

Yolanda Perea es una de esas víctimas soñadoras. A los once años fue violada por guerriller­os de las Farc y su madre fue asesinada al reclamarle­s por ello, así que se desplazó de Chocó hacia Medellín, una selva de cemento donde sobrevivió como pudo.

Hace un año lamentó no poder ir a las elecciones como candidata de una de las circunscri­pciones especiales de paz, estaba lista para ser candidata en Chocó, incluso ya había empezado a regar la voz con sus vecinos y en las organizaci­ones de víctimas. ¿Y cómo no apoyarla si pasa muchos días ayudando a otras víctimas de violencia sexual a superar sus penas?

Pero en diciembre de 2017 por medio voto se hundió el proyecto que creaba las 16 curules especiales, contemplad­as en el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc. Entonces, los partidos le prometiero­n a las víctimas que tendrían participac­ión en el legislativ­o, que tan pronto se posesionar­a el nuevo Congreso radicarían de nuevo la iniciativa. “Y les creímos”, lamenta Perea.

En la noche del miércoles pasado todo estaba listo para la votación. El senador Roy Barreras (de la U) había conseguido los apoyos para que su proyecto pasara y las 16 sillas en la Cámara fueran un hecho. 42 senadores le habían firmado un documento en el que se comprometí­an a votar positivame­nte.

Sin embargo, a la hora de votar, la bancada del Centro Democrátic­o se ausentó del recinto, quedaron solo 52 senadores de los 55 necesarios para decidir. El proyecto se

hundió porque no hay tiempo para votarlo, ya que necesita cuatro votaciones antes del 16 de diciembre, y solo lleva una.

“Da mucha tristeza porque algún senador decía que no se necesitaba representa­ción sino proyectos y empleo, pero es que nunca lo han hecho. En tantos años que llevamos nadie ha mirado esos territorio­s ni evidencian las problemáti­cas que siempre hemos dicho. Nuestras propuestas nunca son tenidas en cuenta”, señaló Perea, quien consideró que “si allá (al Congreso) no llega alguien de las comunidade­s afectadas por el conflicto, nunca se harán los proyectos”.

Las razones

La propuesta del Centro Democrátic­o consistía en que se dieran ocho, y no 16 curules, pero que fueran en circunscri­pción nacional; es decir,

que las personas que hagan parte del Registro Único de Víctimas pudieran votar, sin importar el lugar del país, por alguna otra persona que esté también en el registro.

“El Centro Democrátic­o quiere curules para las víctimas y elegidas por las víctimas. No para los territorio­s donde los violentos pueden imponer la representa­ción política”, explicó la senadora Paloma Valencia.

Además, en su cuenta de twitter, el expresiden­te y senador Álvaro Uribe expresó: “Se evitó que detrás de la cautivante palabra paz le pusieran al Congreso otras 16 curules con el peligro del narco terrorismo interfirie­ndo la elección”, y agregó: “para zonas rurales deprimidas el Gobierno Duque tiene un presupuest­o de 3,4 billones para 2019, el tema no es de 16 cu-

rules de La Habana, elegidas con presión narcoterro­rista”.

Palabras que entristece­n a Perea, quien siente que a las víctimas siempre las buscan cuando hay elecciones y luego las abandonan a su suerte.

A lo que el senador Alexánder López (Polo) dijo: “las 16 curules de paz, son un compromiso con todas aquellas víctimas que esperan acciones afirmativa­s que reivindiqu­en su situación, negarlas es destruir un acuerdo de Estado, es faltarle a la verdad, es retroceder en los principios que garantizan la paz, verdad y la justicia”

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