En Nacional, política de foráneos necesita ajustes
Los casos recientes de fracasos de estos jugadores exige un trabajo más preciso en fichajes pensando en el futuro cercano.
La información que surgió la semana pasada sobre el supuesto primer fichaje de Paulo Autuori y que se trataba de un joven volante brasileño proveniente del Santos, atizó el malestar de la hinchada que no dudó en calificar tal negociación como una “cometa” del nuevo cuerpo técnico.
Posteriormente, el club aclaró que Giovane de Jesús, de 20 años, llegaba al cuadro verde mediante convenio pactado semanas antes de que Autuori firmara y que entrenará en la Sub-20 bajo las órdenes de Nixon Perea. Dependiendo de su desempeño podría ser considerado para hacer parte del primer equipo.
Pero lo que dejó claro la airada reacción de la afición es la desconfianza hacia los jugadores extranjeros que llegan al club por las malas experiencias vividas en los últimos años y que se repite
con causas sistemáticas.
Solo en los últimos cinco años llegaron al equipo 13 foráneos: Alejandro Guerra, Pablo Zeballos, Pablo Velásquez, Roderick Miller, Ezequiel Rescaldani, Mariano Vásquez, Ómar Franco, Gorka Elustondo, Ronaldo Lucena, Fernando Monetti, Diego Braghieri, Rafael Delgado y Gonzalo Castellani. De estos, solo “el Lobito” Guerra dejó buena ima-
gen y registros tras su salida.
En consecuencia, el temor de la hinchada verdolaga sobre la capacidad del club para traer jugadores que aporten no es infundada.
Aclarado el tema de que el jugador brasileño que estará a prueba no tiene nada que ver con Autuori, podría ser un hecho tranquilizador para la afición la declaración del estratega en la que asegura que prefiere darle prioridad al talento local.
“En Ludogorets dirigí una plantilla de once nacionalidades. Eso, por supuesto es un caso extremo, pero creo que en el fútbol actual se le da mucha prelación a las contrataciones extranjeras. Yo creo que el fútbol colombiano tiene gran calidad y competitividad”, dejó entrever el timonel verdolaga.
Esto no quiere decir necesariamente que con él vendrá una nueva política de “puros criollos” como la que estuvo activa entre 1987 y 2004. Pero sí es un llamado, al igual que la prevención de la afición, a estructurar mejor la política de seguimiento y fichajes de foráneos y que realmente esos cuatro que pueden hacer parte del equipo por temporada, en verdad, marquen diferencia