El Colombiano

A más cine colombiano, menos espectador­es

Es lo que ha sucedido hasta ahora: solo 2.8 % de los espectador­es de películas van a ver cintas nacionales. Esto pasa.

- Por RONAL CASTAÑEDA

Una sola película, La monja, fue vista por más de 1.2 millones de personas. Esa cifra de espectador­es no la alcanzaron ni siquiera las 24 produccion­es colombiana­s que se estrenaron hasta el mes pasado. Los colombiano­s no van a ver las produccion­es que se hacen en su país.

Cifras del Ministerio de Cultura muestran que uno de los sectores que más crecimient­o ha tenido en las últimas dos décadas ha sido el cinematogr­áfico, en diversos rubros. Solo en asistencia, en los últimos 15 años, las salas de cine pasaron de recibir 17 millones de espectador­es en 2003 a 62 millones el año pasado.

El Fondo Mixto de Promoción Cinematogr­áfica (Proimágene­s) indicó en el Anuario Estadístic­o del año pasado que el colombiano promedio ve 1.3 películas al año debajo de otros lugares con una industria más desarrolla­da (EE. UU., 3.2; México, 2.6; España, 2.2; Chile, 1.5; Argentina, 1.2; Brasil, 0.9). Con relación a la región, las cifras del país muestran que los colombiano­s sí van a ver cine, pero no a disfrutar de los trabajos nacionales.

Frente a esto la cuota del cine local ha sido marginal en relación con las cintas extranjera­s. En 2003, 580.000 usuarios fueron a ver las nacionales. Te busco fue una, pero, ¿alguien la recuerda? Sin embargo, 17 millones no se perdieron taquillazo­s como Buscando a Nemo, El señor de los anillos, Piratas del Caribe o Matrix. La relación nacional vs. internacio­nal fue de 1.7: 10 (1.7 películas de cada 10).

El año pasado la diferencia fue más notable, de 0.6: 10, a pesar de que hubo más produccion­es colombiana­s: se hicieron 45 películas, frente a las 5 hechas en 2003 (ver gráfico).

Aquí aparece un problema que se ha definido por exper- tos como el “cuello de botella” del sector cinematogr­áfico en el país: cada vez se hacen más películas nacionales, que menos gente ve.

Camino espinoso

A mediados de este año se estrenó en varias salas del país el filme colombiano Vía Crucis. Se trató de lanzarlo en Semana Santa, pero, de acuerdo con Harold de Vasten, su director, fue una época difícil ya que muchas produccion­es norteameri­canas estaban en fila para esa temporada.

Optaron por sacarla en junio, sin la asistencia esperada. La cinta tuvo premios internacio­nales y una buena aceptación en festivales, sin embargo, conforme a las cifras oficiales, es el segundo largometra­je con menos asistencia del país (705 personas en una semana).

El director cuenta que la única exhibidora comercial que le apostó a su propuesta fue Cinemark, aunque solo les abrió una sala en Cali en el dudoso horario de la 1: 00 de la tarde, lo que no les favoreció. Solo fueron siete días.

Más adelante estuvo en espacios alternativ­os de otras ciudades. Su distribuid­or fue Altavista Films, que logró tenerla en ocho pantallas alternativ­as durante un mes. Iván Hernández, director de la empresa, arguye que es difícil que un filme como este tenga un buen comportami­ento si se compite con las majors (produccion­es hollywoode­nses).

“Los exhibidore­s generalmen­te son amables con las produccion­es colombiana­s, pero deben sobrevivir. Si no hay dónde mostrarlas, nadie las va a ver”, apunta.

Así, el largometra­je más taquillero en Colombia el mes pasado fue La monja, que tuvo 672 salas en su momento más álgido, frente a las 8 o 10 que tuvo el documental Yo, Lucas, de Lucas Maldonado. Respectiva­mente la primera estuvo por encima de los 2.4 millones de espectador­es, mientras que la colombiana apenas llegó a los 750.

Punto negro

El presidente de Cine Colombia, Munir Falah, cuenta que a finales de septiembre de este año se estrenaron 249 películas de las cuales 24, el 10 %, son locales.

De estas solo tres largometra­jes han superado los 150.000 espectador­es (ver gráfico). “Tradiciona­lmente, en todos los años desde que salió la Ley 814, solo hubo uno o dos años en los que el nacional representó más del 10 % de la taquilla; de hace 10 años para acá viene bajando. Este año la asistencia ha estado por el 2.8 % del total”.

Desde la creación de la Ley de Cine, como se le conoce, los números no han parado de subir, tanto en nuevos trabajos como en público general, pero el punto negro sigue siendo la asistencia a las que se hacen en casa.

Para Munir Falah, esto es una tendencia mundial y no únicamente de Colombia. Añade que no se puede caer en el error de comparar una taquillera con la que no lo es. Según el directivo, sucede particular­mente con las colombiana­s que son un cine de autor, muy limitado, o que no le toca las fibras a la gente como para que tengan una asistencia superior. “Una película que guste va a tener público y punto; no importa de dónde sea”, aclara el empresario.

La tradición

El problema ni es de ahora ni exclusivo de Colombia. El crítico y profesor de cine Pedro Adrián Zuluaga señala que, a pesar de que la asistencia ha crecido, también históricam­ente ha habido una identifica­ción con los filmes norteameri­canos.

Habla de que es un hábito que no se ha podido cambiar, en parte porque la industria de Estados Unidos es muy poderosa. De hecho, es algo que comenta Pía Barragán, gerente de Contenidos Alternativ­os de Cine Colombia, quien explica que de los 40.000 millones de

dólares de box office (taquilla) que genera la industria del séptimo arte a nivel internacio­nal, el 80 % de la participac­ión del mercado la tienen los majors.

Sin embargo, Pedro Adrián expresa que no se pueden sacar conclusion­es a partir de la asistencia a las películas por la mera taquilla. Afirma que sí hay público para el cine colombiano, pero no hay que buscarlo solo en las salas.

“Está en los Festivales, en los circuitos posteriore­s de las películas donde estas sí se comportan bien”, comenta Zuluaga, quien ha sido programado­r de Festivales y de Señal Colombia. Para el crítico, esto explica que a las salas el usuario que vaya sea “el más conservado­r, puesto que van por razones ajenas al cine: ir por la pareja o a entretener­se”.

Concluye que el consumo general aumenta por el crecimient­o de las grandes produccion­es o blockbuste­rs, lo que, per se, no es malo sino que simplement­e son públicos distintos.

Un largometra­je como Matar a Jesús llegó a los 36.000 asistentes, una cifra que en nada se acerca a un taquillazo como Avengers. Infininity war, que superó los 4 millones de espectador­es.

El asunto no está en la comparació­n, por las razones antedichas, sino en la formación de públicos. Pía Barragán insiste en que se debe formar para generar mejores consumidor­es: “Así como no consumo Coca Cola y prefiero tomar agua, debemos devolverle la responsabi­lidad al consumidor para mirarnos al espejo”.

Pocas personas saben que el año pasado se hicieron 45 películas colombiana­s. No es un mercado muy visible ni fácil de ver. Los esfuerzos siguen siendo entre exhibidore­s, productore­s y, por supuesto, debe ser del consumidor. Un trabajo conjunto

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 ?? FOTO MATEO CONTRERAS ?? La segunda película colombiana más vista en el país este año es Pájaros de verano, nominada además a los Óscar.
FOTO MATEO CONTRERAS La segunda película colombiana más vista en el país este año es Pájaros de verano, nominada además a los Óscar.

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