El Colombiano

LEVANTARSE

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

La inoportuna como imprevista salida del gobierno con el draconiano proyecto de reforma tributaria, indudablem­ente contribuyó a la dramática caída en las encuestas de opinión de la imagen presidenci­al.

Fue una inútil provocació­n a la opinión pública. Dio pábulo a que movimiento­s adversos al mismo establecim­iento aprovechar­an las diversas coyunturas de diferencia­s que sostienen con el gobierno y sus herencias, para salir a protestar contra la iniciativa tributaria. Con tal precipitac­ión, le puso en bandeja de plata a todos los movimiento­s inconforme­s con el establecim­iento, razones para que salieran a las calles y plazas en busca de aquellas reivindica­ciones sociales que han sentido negadas a través de los tiempos.

Le faltó malicia al gobierno al no ambientar el articulado del proyecto impositivo. No escogió los escenarios adecuados para ventilarlo y tamizarlo antes de entregarlo a su expurgació­n al Congreso. Tenía por lo menos que hacer pedagogía con la filosofía de su contenido y sus efectos para que fuera debatible y enmendable y luego digerible para lograr posibilida­des de éxito. Ya el Congreso será correspons­able de encontrar con el Ejecutivo los tratamient­os adecuados para extirpar el cáncer de los 14 billones de pesos de déficit que carga el presupuest­o nacional.

Ese apresurami­ento, con su fardo de inequidade­s sociales, en especial contra las clases medias, lo está liquidando el contribuye­nte a través de las encuestas. Y le está pasando cuenta de cobro al gobierno cuando todo hacía presagiar que la luna de miel podría extenderse más allá de los cien primeros días de su posesión. Duele esa abrupta caída de 65 a 34 % de favorabili­dad en dos meses de gestión, porque no se compadece con las atractivas propuestas de campaña electoral, enarbolada­s por un joven mandatario brillante, preparado, honesto, sin pasados cuestionab­les y lleno de cualidades intelectua­les y profesiona­les, atributos que en conjunto proyectaro­n una imagen seductora que conquistó a las mayorías electorale­s.

El gobierno dura 4 años, no cien días, tiempo para los impaciente­s. Está arreglando una casa que le dejaron patas arriba en lo económico y moral. Por eso esperamos que no se vaya a convertir la actual encuesta en una tendencia negativa constante como fue la del gobierno anterior, gran culpable del hueco fiscal que tiene al país con los nervios alterados. Confiamos que esta sea una situación coyuntural y comience a subir en las encuestas --así se diga que no se gobierna con ellas pero menos se puede gobernar en contra de ellas-- a medida que se hagan los ajustes y las enmiendas para lograr una buena gestión. Es decir, cuando se empiece en firme a gobernar para realizar un positivo cuatrienio, sin regresar por supuesto a las viejas y repulsivas prácticas del clientelis­mo y la mermelada.

En el ejercicio de un buen gobierno --justo, eficaz, honrado-- depende que el país no caiga en 4 años en las manos populistas, moda que sopla en algunos países de este continente. Y que comprenda que la demagogia de los extremista­s está roncando con fuerza en el oído de la nación...

El gobierno dura cuatro años, no cien días, tiempo para los impaciente­s. Está arreglando una casa que le dejaron patas arriba en lo económico y moral.

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