ACTUALIDAD ROCAMBOLESCA
Rocambole fue el protagonista de una serie de novelas de aventura, publicadas por entregas en diarios y revistas francesas a mediados del XIX. Su autor, Pierre
Alexis Ponson de Terrail, las escribió durante casi quince años hasta su muerte en 1871.
La característica de esas aventuras era ser difícilmente creíbles. Desde entonces se utiliza el término “rocambolesco” para calificar hechos estrambóticos, inverosímiles. Siglo y medio más tarde, no hay modelo más exacto de lo rocambolesco que la actualidad noticiosa colombiana, compuesta por fiscal, grabaciones con palabras de alcantarilla, coimas, y cianuro.
Las audiencias de los medios oscilan hoy entre el miedo y la impotencia, que vienen siendo lo mismo. Miedo de morir a cau- sa de un sorbo ingenuo, facilitado al desgaire por una larga mano amiga. Impotencia ante un poderío innombrable que todo lo sabe, todo lo decreta, todo lo esconde.
Se confabulan en esta contemporánea novela de aventuras las risas y patrañas de los vivos con las mudas sentencias de los muertos. Esta combinación de malicia terrena y drásticos juicios de ultratumba arroja un resultado perfectamente rocambolesco. El mundo actual, habituado ya a las fake news y a la corrupción, no da crédito a lo que sucede en Colombia.
Ya en abril de 1991 una revista satírica publicada en Tunja había adelantado el actual panorama. “El ornitorrinco”, escrita por
Abel Martínez y Gustavo Quevedo, acuñó un juego de palabras que de juego no tiene nada: “Todas las noticias son mentira, y todas las mentiras son noticia”.
Cavando más profundo en busca de la raíz de estos males, los autores boyacenses imitaron los diccionarios y fueron contundentes con la siguiente definición: “Moral: mata de mora (única acepción)”.
Ante el miedo y la impotencia, a la ciudadanía solo le queda darles un nuevo significado a las palabras y un genuino contenido a las instituciones. La fe en unas y otras está carcomida. Para vivir en comunidad es preciso repensar los valores que dan cimiento a todas las sociedades. Esta es la importancia del momento presente. Existe suficiente ilustración sobre lo que no conviene. Tanta, que se ha pasado de la comedia a la tragedia. A estas alturas, lo que sigue es construcción, imaginación, tensa aplicación a la honradez. Y que Rocambole se limite a ser una treta de la literatura de aventuras
Ante el miedo y la impotencia, a la ciudadanía solo le queda darles un nuevo significado a las palabras y un genuino contenido a las instituciones.