El Colombiano

LA CONSPIRACI­ÓN DEL ALCANFOR

- Por ÓSCAR DOMÍNGUEZ oscardomin­guezg@outlook.com

Hay fatiga de metal en las piernas de los futbolista­s. No dan más. Los han exprimido hasta el tuétano. También el hincha está exhausto. No hay plata, tiempo, nervios ni pasión para gritar tantos goles. Sería saludable una huelga de guayos caídos.

El poderoso señor don dinero manda la parada. La salud de los atletas importa poco. Ojalá los guíen para que estudien cuando no están detrás del cuero. La fama dura menos que un minuto de silencio.

Jugar tanto puede producir aversión hacia el destino que les permite llevar los garbanzos a casa. En la intimidad de su almohada, deben descansar y pedir trago para todas las mesas cuando los eliminan.

Felicitaci­ones a quienes tienen a su equipo disputando el campeonato. Los demás tendremos que escoger entre los sobrevivie­ntes porque quedarse sin tener por quién hacer fuerza sube el colesterol.

En Antioquia, sobreviven Rionegro y el perderoso, perdón, el Poderoso DIM, que acaba de superar la conspiraci­ón del alcanfor y del gato negro en el estadio de Bucaramang­a.

Con las marrullas que van contra la elegancia y el Código Penal, alguien pretendía reducirles a nada la “libido jugandi”. Casi derrotan al DIM que sufrió un ataque repentino de analfabeti­smo balompédic­o.

Opté por apoyar al DIM porque en sus filas militó José

Manuel Moreno, el Charro, para muchos el mejor futbolista que tuvo Argentina. De niño, lo vi jugar en el Atanasio Girardot desde la aristocrát­ica

tribuna de gorriones.

Moreno era “diez puntos como persona y veinte como jugador”, sintetizó Félix Lous

teau, un artista del balón apodado “Chaplin” que jugó para River. Ramos Delgado comparó a Moreno con Pelé.

Estas anécdotas, entre decenas, las recoge el periodista Alfredo Luis Di Salvio en su libro “Anécdotas del super

clásico”, que incluye testimonio­s de quienes han jugado el eterno duelo River-Boca que el sábado definen la Libertador­es. Copas por todas partes. Nacional ganó una nada encopetada.

“Los que hemos jugado River-Boca fuimos elegidos por Dios”, resumió Walter Gómez, quien decía que Moreno fue mejor que Maradona y Messi.

Había prometido no volver a hacer fuerza por el rojo desde que leí en el Bar Alaska, de Manrique, parcialmen­te (¿) cerrado, este sarcasmo: Si va hablar mal del Medellín, sea breve.

Del Charro Moreno escribió Eduardo Galeano que prefirió jugar en el Danubio de Montevideo, desechando mejores opciones económicas, solo porque en ese club jugaban sus amigos. Así de simple.

Como deseo que el Medellín pase a la final, les encimo esta cábala que se inspira en una de Ángel Labruna, otro inmenso del River: que antes de empezar el juego los delanteros hagan gol ante la portería vacía.

Le he pedido al señor Alzhéimer que me esconda el nombre del amigo que me prestó el libro de Di Salvio a ver si me quedo con él por una vía relativame­nte lícita: la de la amnesia ■

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