Envigado: entre la decepción y la fe
A la expectativa está la comunidad de ese municipio, en medio del proceso contra el alcalde y otros funcionarios.
Que solo Dios es quien juzga o que es la justicia la que debe actuar y entregar un veredicto. Entre los escépticos y aquellos que aún mantienen la confianza, los habitantes de Envigado intentar desentrañar qué es lo que subyace tras la captura del alcalde del municipio, Raúl Cardona, y otros ocho procesados por supuesta feria de contratos.
“El alcalde es una buena persona, es el chivo expiatorio, pero no es el malo de la película”, dice Nicolás Arango, habitante del sector, sentado a las afueras del Palacio Municipal. Señala el parque principal y añade: “Mire cómo tiene esto de bonito, observe a Envigado sin un hueco en la calle. Él no es culpable de nada”.
En la Veeduría de Envigado, en cambio, se sienten defraudados. Wilber Montoya, su coordinador, indica que lo que hoy se está viviendo en Envigado es la oportunidad para alentar las buenas prácticas contractuales.
De acuerdo con los veedores, en el Municipio la contratación directa supera a las licitaciones públicas. Esta situación, añade Montoya, podría propiciar las actividades irregulares. “Es la justicia la que tiene que entrar a definir la culpabilidad, pero los audios son muy claros, en que él conocía una situación y decidió ignorarla”, acota el veedor.
Llamado al control político
Hilda Castañeda, consejera ambiental y fundadora de Ecohumedales, manifiesta
que, si bien tanto el alcalde como los implicados tienen derecho a la presunción de inocencia, resulta vergonzoso escuchar los audios que expone la Fiscalía como parte del caso.
Castañeda puntualiza en que los habitantes están a la espera de que el ente acusador agilice las investigaciones que permitan esclarecer lo ocurrido. Es necesario, agrega, revisar la gestión que está ejerciendo el Concejo de Envigado y su función de control político, así como hacer un llamado a la ciudadanía a que participe más activamente de este tipo de discusiones.
Tristeza y desazón, como si se tratara de un duelo, es lo que están sintiendo en la Corporación Cultural Girasol. Lucelly Castañeda, directora de la organización e integrante del Consejo de Cultura de Envigado, dice que en 30 años de trabajo comunitario es la primera vez que un alcalde ha escuchado tanto sus inquietudes y ha tenido abiertas las puertas de su despacho para atenderlos siempre.
Alexander Barajas, expresidente del Consejo Territorial de Planeación de Envigado, considera que, a pesar de todo, el municipio es una localidad bien manejada y con buenos indicadores de ejecu- ción. Sin embargo, anota, una situación de riesgo es que la administración pública ha estado, durante años, bajo la misma coalición política.
“La oposición política del Directorio Liberal de Envigado es como una oposición de guerra de almohadas. Es demasiado poder para que lo tenga un solo grupo”, dice.
Los que aún creen
Con pancartas y velas, una congregación de envigadeños marchó anoche desde la Escuela Fernando González hasta el pasaje de la Alcaldía. El motivo: apoyar al alcalde Raúl Cardona y a los demás funcionarios involucrados, en una movilización que también se extendió a las redes sociales bajo la campaña #YoCreoEnRaúl.
A través de un comunicado, el Concejo de Envigado manifiesta que “respeta y acata el proceder de las autoridades y confía en que pronto y de la mejor manera se esclarezcan los hechos”.
“Dios es el que juzga”, comenta Luciana Cardona, habitante de Envigado. “Él hacía unas obras muy buenas acá. Nos dio mucho pesar, porque estábamos contentos”.
En medio de todo el proceso, el alcalde Raúl Cardona no solo enfrenta las pesquisas judiciales que lo comprometen, sino también la disminución de la confianza de sus electores. Y, mientras se adelantan las investigaciones, a la comunidad no le queda más que la incertidumbre