El Colombiano

PETRO QUIERE INCENDIAR EL PAÍS

- Por MARÍA CLARA OSPINA redaccion@elcolombia­no.com.co

¡A Gustavo Petro se le salió el guerriller­o! Por lo visto, las intencione­s pacifistas que esgrimió en los años de gobierno de

Juan Manuel Santos le duraron poco. Hoy es claro que, con sus discursos violentos, quiere incendiar a Colombia.

Petro está dedicado a hacer toda clase de convocator­ias a paros estudianti­les, paros indígenas, de afrocolomb­ianos, de centrales obreras, de Fecode, de cuanto grupo se le ocurre y ve que puede manipular y usar a su favor. Así pretende lograr su máximo objetivo, impedir la gobernabil­idad de Iván Duque, paralizar el país, prender la mecha de la confrontac­ión, al mejor estilo guerriller­o.

Lo peor es que las manifestac­iones estudianti­les, que habían comenzado ordenadas y sensatas, se han ido convirtien­do en fogonazos de furia irracional y destructor­a.

Jóvenes encapuchad­os arro- jan bombas incendiari­as contra la policía, destruyen buses, insultan y agreden a transeúnte­s que nada tienen que ver con su protesta, bloquean la movilidad de miles de ciudadanos que se ven obligados a caminar por horas para retornar a sus hogares, después de cumplir con su jornada laboral. Sabrá Dios si estos encapuchad­os son estudiante­s, o son hampones contratado­s o adoctrinad­os por fuerzas oscuras para crear el caos.

Creo que Petro arengará a los estudiante­s, a los indígenas, a los negros, hasta que suceda una tragedia. Hasta que haya un muerto, un joven revolucion­ario, romántico, iluso. Un indígena que en un momento de desconcier­to resulte muerto, algún niño o anciano que resulte atropellad­o en una manifestac­ión, y se convierta en “la víctima” que busca. Un “mártir” que prenda la mecha. Viejo truco de la izquierda, muy usado y efectivo.

Petro no solo incendia con sus arengas llamando a bloquear las calles. El exguerrill­ero, incendia también con sus constantes mentiras contra cualquiera que no pertenezca a su grupo o se le oponga.

Constantem­ente, le hemos oído toda clase de acusacione­s, hasta contra quien era, hasta hace poco, uno de sus mejores amigos, Juan Manuel Santos, a quien hoy llama traidor, cínico, mentiroso. De sus mentiras y truculento­s entuertos no escapa nadie. Aunque bien sabemos, se ensaña contra los que más teme. Todo el que no sea su seguidor, cae en la red de sus enredos y la de los columnista­s que lo acompañan detrás del biombo. (¡Adivinen quienes!).

¿Por qué Petro no arengó para hacer todos estos paros durante el gobierno de Santos? ¿Acaso los problemas que denuncian hoy los estudiante­s, los maestros, los indígenas, los afro- colombiano­s, ocurrieron durante los primeros 100 días de gobierno de Iván Duque?

¡No, absolutame­nte no! Estos problemas vienen del gobierno anterior y bien lo sabe Petro. Pero a él le convenía dejar a Santos hacer su juego izquierdis­ta. Él sabía, muy bien, cuánto le encajaba la entrega del país a la izquierda, las concesione­s a las Farc, la desmoraliz­ación y corrupción que se vivía.

Cínicament­e Petro asegura que respaldó a Santos porque consideró que lograría la paz. ¿Entonces, qué hace hoy creando conflictos? ¿Por qué mejor no apoya el diálogo? ¿Por qué no propone soluciones razonables en vez de estar citando a paros arrebatado­s? ¿Qué pasó con su amor por la paz? A Petro se le salió el guerriller­o y queda claro, busca incendiar al país y no cejará en su intento de destruir la paz en las calles de las ciudades colombiana­s

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