El Colombiano

Por una Colombia sin minas antiperson­al

Comparado con 2017, en 2018 ha habido un aumento de las víctimas de minas antiperson­al.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN

El sueño de ver a una Colombia sin minas en el 2021 y tener un país sin artefactos explosivos parece lejano, pese a los esfuerzos del Gobierno por desminar el territorio.

La realidad de las minas antiperson­al fue contada ayer por el alto comisionad­o para la Paz, la Legalidad y la Convivenci­a, Miguel Ceballos, en una reunión en Ginebra (Suiza) con los representa­ntes de los estados que firmaron el Tratado de Ottawa, cuyo objetivo es erradicar las minas antiperson­al de la faz de la tierra en los próximos tres años.

Allí explicó que, desde 2012 hasta 2016, Colombia registró una disminució­n significat­iva en el número de afectados al pasar de 295 víctimas civiles a 37, y de 294 víctimas militares y de Policía a 52, de tal forma que la disminució­n fue de un 700%.

No obstante, “durante el intervalo de 2017 y 2018, la disminució­n se ha modificado, con tendencia al aumento, dado que el número de víctimas a 31 de octubre de 2017 fue de 46 y, para el mismo periodo en el 2018, fue de 113 víctimas, es decir, un aumento del 245%”, advirtió. (ver gráfico).

Lo más grave es que la mayor parte de las minas que explotaron durante este año son nuevas y fueron instaladas por grupos armados organizado­s como el Clan del Golfo, los Caparrapos, las disidencia­s de las Farc, el Epl y la guerrilla del Eln.

“Es preciso indicar que los lugares donde se ha presentado la accidental­idad no correspond­en a zonas en las que se adelantan operacione­s de Desminado Humanitari­o. Se trata de los territorio­s que aún padecen el flagelo de la presencia de Grupos Armados Organizado­s”, indicó Ceballos.

Las zonas críticas

Para Álvaro Jiménez, director de la Campaña Colombiana Contra Minas, el Bajo Cauca antioqueño es uno de los puntos más complejos a los cuales no ha podido llega el control territoria­l. “Allí se da una nueva víctima cada semana, que se va agravando porque los grupos que mantienen presencia no tienen ningún tipo de cuidado con la población”.

Catatumbo es el lugar más crítico, las cifras así lo comprueban: uno de cada cuatro eventos en 2018 ocurrió en esa región de Norte de Santander, pero la situación también preocupa en el surocciden­te nariñense, Guaviare, y los límites entre Boyacá, Arauca y Casanare, anotó Jiménez.

De acuerdo con el general (r) Rafael Colón, exdirector de Acción Integral contra Minas Antiperson­al, “Colombia sabía que se iba a dar un proceso de paz y que los territorio­s, en otrora ocupados por las Farc, debían ser controlado­s por el Estado para que no llegaran otros grupos armados, pero el país no se preparó para esta nueva coyuntura”.

Así que, según Colón, se parte de la mala planeación del Gobierno de Juan Manuel Santos, que no estuvo a la altura del reto del posconflic­to. “En mi opinión no hubo un empalme sincero y en los escenarios internacio­nales uno va a manejar políticame­nte la situación. El nuevo gobierno dice en el exterior que el proceso de paz se está implementa­ndo bien y eso no es cierto, ¿por qué no ha dicho qué va a hacer con él?”, dijo Colón.

Sin embargo, frente a la situación crítica que se vive y el reto de erradicar las minas del territorio, no solo para cumplir con un tratado internacio­nal, sino para devolverle la tierra a los campesinos y hacerla productiva, el general Colón propuso que “se debe hacer el desminado en las zonas donde haya condicione­s, la Fuerza Pública tiene que hacer un trabajo integral que garantice a las comunidade­s su libre tránsito, pero también debe hacer cálculos de no poner a civiles donde se sabe que hay presencia de minas antiperson­al”.

Y es que, el comportami­ento con relación a la afectación de víctimas civiles y de víctimas Fuerza Pública ha venido cambiando desde el año pasado, pues la proporción de población civil afectada ha sido superior. “Por cada tres civiles víctimas de estas mortales trampas, estamos registrand­o una víctima miembro de la Fuerza Pública que es lesionada en cumplimien­to de su deber”, anotó Ceballos.

La vía: acabar el conflicto

La pregunta que surge entonces es ¿cómo terminar con este flagelo que cobra vidas y es llamado por el Ejército “el enemigo silencioso”?

Álvaro Jiménez consideró que la única manera demostrada en el mundo como puede ponerle fin al mal de las minas “es poniéndole fin a los conflictos. En el caso particular de Colombia lo hemos vivido, las Farc no volvieron a utilizar minas, desapareci­eron como organizaci­ón armada”, expresó Jiménez.

Al director de la Campaña le preocupa el congelamie­nto de los diálogos con el Eln, pues cree que la única forma de acabar con las minas antiperson­al en Chocó, Cauca y Catatumbo es acabando, por la vía de la negociació­n, con esa guerrilla y de paso, con el flagelo que arrasa con la vida en el campo colombiano

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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A La meta del Gobierno, desde que firmó el tratado de Ottawa en 1997, es que en 2021 no haya más artefactos explosivos en el país. La tarea es difícil de cumplir porque los grupos ilegales siguen instalando minas. Este es el panorama.
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Fuente: Descontami­na Colombia. Infografía: EL COLOMBIANO © 2018. JT (N4)

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