Suramérica recibe al G20
Hoy inicia la reunión del G20 en Argentina, en medio de tensiones políticas y de la crisis económica del país anfitrión.
EL G20, espacio de los concensos entre las potencias globales, llega hoy por primera vez a Suramérica en medio de desacuerdos, de voces que piden encarcelar a un mandatario asistente, de cancelaciones de reuniones a última hora como la de los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin, y con un anfitrión –Argentina– sumido en una profunda crisis económica.
El foco en este contexto, como explica Patricio Giusto, profesor de la Universidad Católica Argentina, más que en la agenda oficial negociada durante un año “va a estar en las reuniones bilaterales”, en los apretones de manos que se den. Y sobre todo en los que no se den.
Encuentros y desencuentros
Gran parte de la atención se concentra en Donald Trump. El presidente de Estados Unidos asiste a su segunda cumbre del G20. En esta ocasión, como señala David Castrillón, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, “ya hay historia entre estos líderes. La comunidad internacional ahora conoce a Trump y su guerra comercial contra el resto del mundo”.
Por lo tanto, agrega, será interesante conocer el resultado de la reunión entre el mandatario y el presidente chino Xi Jinping, acordada en medio de la escalada de sanciones económicas promovidas por Estados Unidos este año.
Según los analistas, es probable que haya avances entre China y Estados Unidos. Un caso contrario es el de Rusia. Ayer, a último minuto, Trump anunció a través de Twitter la cancelación de su reunión con el presidente Valdímir Putin, debido a la retención de dos embarcaciones ucranianas por parte de fuerzas rusas el pasado domingo.
Para Joseph Dresen miembro del centro de estudios Woodrow Wilson Center, “el presidente Trump puede estar pensando en evitar repetir la abrumadora cobertura negativa de los medios de su reunión con Putin en Helsinki”, la cual se dio en julio de este año.
El rol de la periferia
El mundo, y el propio gobierno argentino, contuvieron la respiración el lunes cuando la justicia de Argentina planteó la posibilidad de capturar al príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán durante su presencia en el G20. Esto, tras una demanda de Human Right Watch que acusa al líder saudí de crímenes de guerra cometidos por su ejército en Yemen.
El anuncio, que no pasará de eso, debido a la inmunidad diplomática del líder saudí, fue un revés para el anfitrión del G20, el presidente de Argentina Mauricio Macri, en su intento por llevar a cabo una cumbre sin escándalos que legitime a su país ante la comunidad internacional.
“El G20 encuentra una Latinoamérica más periférica, que aporta menos del 6 % del PIB mundial y una Argentina en una profunda crisis económica”, señala Giusto.
Precisamente ese contraste entre economías emergentes y grandes potencias es el que caracteriza al G20, un es- pacio que, como explica Castrillón, representa más fielmente la diversidad de visiones de las potencias que otras agrupaciones como el G7. Todos los países están a prueba en esta cumbre. De la solidez del documento final al que lleguen depende si mantienen vivo el ideal de una geopolítica concertada