LA RELACIÓN ENTRE JUSTICIA ESPECIAL Y VERDAD
Se celebró en estos días el segundo aniversario de la firma de la paz entre el gobierno de Santos y las Farc, proceso que avanza en medio de aspectos negativos y positivos. Un problema muy serio es el asesinato de 84 exguerrilleros. El acceso a tierras para los excombatientes y no excombatientes, según los procedimientos identificados en el Consejo Nacional de Reincorporación, avanza lentamente, produciendo desazón y desconfianza. Sin embargo, la sociedad, los partidos, la prensa, las redes sociales, empiezan a reconocer los beneficios que se han derivado de haber firmado este acuerdo, como son el cese definitivo de hostilidades, el descenso en indicadores de violencia, el paso a la vida civil de más de 13.000 miembros de las Farc y la transformación de esa guerrilla en un partido político.
Otro elemento central del Acuerdo Final (AF) que empezó a desarrollarse es el Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) inició sus funciones a mediados del año y tendrá como fin procesar e imponer sanciones y penas a los actores del conflicto que cometieron graves crímenes, dependiendo del reconocimiento que cada uno haga de su responsabilidad. La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la No Repetición (CV) empezó su mandato el jueves 29 de noviembre pasado. Su objetivo central es esclarecer lo ocurrido durante medio siglo de conflicto armado y buscar la reparación y la reconciliación en los territorios mediante actos de reconocimiento de responsabilidad y perdón. Y ante todo investigar la verdad, de manera que las víctimas puedan saber quiénes y por qué asesinaron, violaron o secuestraron a sus seres queridos.
Es bueno que estos dos dispositivos de justicia y verdad estén en funcionamiento. Ellos mostrarán poco a poco el camino para superar el odio profundo de muchos ciudadanos contra las Farc, los paramilitares y los agentes del Estado, que se extralimitaron en sus funciones. Superar el odio, el resentimiento y la rabia no será una cuestión fácil ni de corto tiempo. Una de las preguntas más difíciles en las discusiones previas y posteriores a la firma del AF ha sido si el Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación es un sistema de impunidad.
Un sistema de impunidad se dio a finales del siglo pasado cuando se estableció la figura del perdón y olvido, tras el fin de las dictaduras en Argentina y Chile, en las que se propusieron amnistías absolutas para los generales argentinos y Pinochet. Se habló de un perdón amnésico para los victimarios, olvidando a las víctimas.
En Colombia se desarrolla un nuevo modelo de justicia transicional cuya característica básica es que el conflicto no fue terminado por la victoria militar definitiva de una de las partes, sino por medio de un acuerdo de paz que obliga a ambas partes a hacer compromisos. Estos consisten en que las exigencias de la justicia penal deben ceder un poco, y la disminución de las penas debe complementarse con otras medidas como verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición ■