El Colombiano

UNA AMÉRICA DESALENTAD­ORA

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Desalentad­ores los informes del BID y Latinobaró­metro sobre América Latina. Muestran un continente desesperan­zado particular­mente en lo político, en lo ético. Son indicadore­s agobiantes que dejan en claro que en esta parte del hemisferio se está atravesand­o una crisis de credibilid­ad y infabilida­d en su sistema de gobierno y en la eficacia de sus institucio­nes.

América Latina, dice el BID como para hacer dramática su visión, es la región más violenta del planeta. Contribuye con cerca del 40 % de los homicidios totales. Los robos triplican la media, que es de 108 delitos por cada 10.000 habitantes, aportando la región 322 robos por cada 10.000 habitantes. Y como para ponerle un moño de ignominia a su radiografí­a, sostiene que concentra 41 de las 50 metrópolis más peligrosas del mundo. Y eso que apenas representa el 9 % de la población del globo terráqueo.

Esta América es la región de la humanidad en donde la mayor causa externa de muerte es el homicidio, con el 52 % de los fallecimie­ntos. Definitiva­mente, como lo dice el estudio del BID sobre Crimen y Violencia, esta es “una región anómala”.

Para completar este cuadro de desvergüen­zas, la última encuesta de Latinobaró­metro saca en conclusión que Latinoamér­ica es la región del mundo que más desconfía de sus institucio­nes públicas. Y en consecuenc­ia el apoyo a la democracia, el menos malo de los sistemas de gobierno conocidos, apenas llega al 48 %.

La corrupción es el principal argumento que exhiben tratadista­s y opinión pública para dejar tan mal calificada al antes llamado “continente de la esperanza”. Los corruptos están horadando la credibilid­ad en las democracia­s y sus institucio­nes. Muchos gobiernos han sido perforados por los corruptos y por una justicia manipulabl­e y manipulada sobre la cual desconfían las mayorías de la región. En la encuesta de Latinobaró­metro, Colombia, por ejemplo, ocupa el primer lugar en desconfian­za sobre el poder judicial.

La duda de los habitantes que están entre el Río Grande del norte y la Patagonia del sur no confían en sus institucio­nes, sostiene el estudio del BID. Las consideran ineficaces, proclives a la corrupción, politizada­s. Y todo dentro del marco de la impunidad que es el caldo de cultivo para que siga germinando esta incredulid­ad.

El crimen organizado es otro de los flagelos que sufre el ciudadano latinoamer­icano. Y aquel se mueve a través de la droga, de la minería ilegal. Han logrado contaminar no solo ríos y descuajar montes, sino horadar las conciencia­s de no pocas autoridade­s para seguir tan campantes desarrolla­ndo sus actividade­s ilícitas. El crimen, dice el BID, tiene un costo del 3,5 % del PIB. La cifra no es para minimizar.

Y para ponerle puntos suspensivo­s a tan escabroso panorama, recordemos el informe de la OCDE que sostiene que el índice de desconfian­za en los gobiernos de América Latina y el Caribe, asciende al 75 %, “un aumento significat­ivo del 20 % en relación con el año 2010”.

Las democracia­s, como lo dice el escritor e intelectua­l Enri

que Krauze en su último libro, “están débiles en Latinoamér­ica. El populismo amenaza de nuevo a la región”. Y por supuesto a sus débiles democracia­s

La encuesta de Latinobaró­metro saca en conclusión que Latinoamér­ica es la región del mundo que más desconfía de sus institucio­nes públicas.

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