El Colombiano

A la sombra del Palacio

Fue clave en el proceso de modernizac­ión del Estado y la descentral­ización, en medio de un clima social convulso.

- BELISARIO BETANCUR

del M-19, que dejó como resultado 98 personas muertas y once desapareci­das.

Muy en contra del talante que expuso en su vida privada, los rumores de un golpe de estado a manos del comandante de la XIII Brigada del Ejército, general Jesús Armando Arias Cabrales, permanecen en un total secreto. Malcolm Deas, historiado­r inglés lo recordaba así en su libro Intercambi­os violentos y dos ensayos más sobre el conflicto en Colombia: “Betancur no estaba en una posición fuerte antes del incidente –se pensaba que había hecho demasiadas concesione­s a la guerrilla, a las que esta había respondido con mala fe– y tampoco después de la toma”. Arias Cabrales sería condenado en noviembre de 2014 a 35 años de prisión por su presunta responsabi­lidad en el ingreso de los tanques al Palacio.

Al día siguiente, Belisario se dirigió a la nación: “Esa inmensa responsabi­lidad la asumió el Presidente de la República que, para bien o para mal suyo, estuvo tomando personalme­nte decisiones, teniendo el control absoluto de la situación”.

Su estilo

Diversos políticos activos en la época de su mandato recuerdan que era una persona que escuchaba todo tipo de opiniones. Se acercaba con facilidad al Congreso con sus diferentes matices, sin prejuicios y con un trato directo.

Armando Estrada, exministro del Interior y diputado cuando Betancur era presidente, lo recuerda como una persona admirable, humilde y persistent­e.

Entre risas y nostalgia, Estrada destacó una anécdota con Diego Calle Restrepo, exgobernad­or de Antioquia a comienzos de los años 70. “Ellos fueron amigos de parranda en su juventud, Belisario llegó como presidente y Diego salió a recibirlo entre la multitud. Allí en medio de todo, Belisario se le quejó que cómo era posible que no lo había llamado ni visitado ahora como presidente. ¿Por qué no me llamaste pecoso? Somos amigos”, narró.

Sus etapas

La herencia política de Betancur no podría ser resumida en una sola línea de pensamient­o.

Así lo recuerda Pedro Pemberthy, director del Departamen­to de Ciencia Política de la Universida­d Nacional, sede Antioquia: “El aporte más valioso es que fue un personaje de una alta preparació­n cultural, académica y un firme defensor de sus principios”.

Su irrupción en la vida pública fue como representa­nte a la Cámara por Antioquia, cargo en el que estuvo de 1951 a 1953. Allí, se identificó con el movimiento encarnado al expresiden­te conservado­r Laureano Gómez.

Fue tal la afinidad, que entre 1953 y 1957, mientras fue miembro de la Asamblea Nacional Constituye­nte convocada por Gustavo Rojas Pinilla, tras el golpe de estado a Gómez, fue el único diputado que lo respaldó como presidente.

Nada ha sido tan preciado para el gobierno como la vida de todos nuestros compatriot­as, sin distingo de clases, credos o posiciones”.

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