AHORA SÍ, A BUSCAR A EL “PAISA”, DISIDENTE DE ALTA PELIGROSIDAD
Hoy, cuando desde la Sala de Reconocimiento de la Justicia Especial para la Paz (JEP) se solicita ubicar a Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, más conocido con el alias de el “Paisa”, caben muchas preguntas, pero la principal es por qué el Gobierno Nacional, que le tenía un esquema de seguridad a ese exmiembro de Farc, ahora se descubre tan limitado para lograr su comparecencia.
Entre la opinión pública se advierte que a un sujeto de tal peligrosidad no se le debió tratar con semejante laxitud, cuando era evidente, por sus declaraciones y actitudes, que carecía de la voluntad para desmarcarse de la ilegalidad y abandonar las armas.
Ahora, tras incumplir su presentación ante la JEP desde el 31 de septiembre pasado (o el envío de su informe de actividades de reincorporación con su apoderado), la justicia especial pretende que se ofrezcan pruebas que permi- tan la ubicación de Velásquez Saldarriaga. Además, que se visite el Espacio Territorial de Miravalle para conocer detalles de su salida del campamento y su posible paradero.
Un sujeto acostumbrado a delinquir, con probada sangre fría para ejecutar acciones delictivas y terroristas, que pare- cía decidido a desertar del proceso de paz, debe estar sobreseguro y rodeado por otros exguerrilleros del Caquetá y Meta que conformaron grupos armados organizados en estrecha alianza con el narcotráfico. Pedir razón de “el Paisa”, a estas alturas, suena más a inocentada navideña