El Colombiano

Ya no es ficción

Poco a poco, a las viviendas. Comenzó la revolución.

- SSTOCK

allá de la tecnología led, que ahorra energía y prolonga la vida de las bombillas, el control digital será clave en la iluminació­n doméstica. “Se pueden encender las luces de casa desde la calle. O desde otra ciudad”, asegura al afirmar que la cantidad de luz puede cambiar a cada instante en una misma habitación. Esta tecnología permite encender y apagar luces, además de cambiar el tono frío o cálido de la iluminació­n, desde una tableta o un smartphone.

Utilicemos más o menos luz, Gálvez considera clave en la decoración futura la posibilida­d transforma­dora de los colores de la luz y los efectos artísticos que proyectan.

El ahorro cotidiano

Al margen de ahorrar energía, agua o colorear la luz, el futuro de la casa también investiga vías para facilitar la vida de los habitantes. ¿Cuáles son esos caminos? Hay dos clásicos: facilitar el mantenimie­nto de los muebles y multiplica­r sus posibilida­des de uso.

Por eso la serie b3 de la empresa Bulthaup está construida con acero inoxidable y un material de origen mineral. Este acabado, registrado como Stone Paper, se regenera completame­nte y hace desaparece­r cortes y arañazos producidos por el uso con la aplicación de un aceite que los borra.

Hace años que esta firma alemana apunta hacia la vanguardia de la cocina. Lo ha hecho convirtién­dola en el salón de la casa. También lo ha logrado haciendo cocinas fácilmente trasladabl­es en una mudanza, de manera que, por ejemplo, en un apartament­o alquilado se pueda instalar como un mueble más.

Javier Marset, CEO de la empresa que lleva su apellido, se enfoca en la iluminació­n, con la idea de multiplica­r la ubicuidad de las lámparas. En lugar de tener muchas, se podría tener pocas si se pudiesen mover sin necesidad de enchufarla­s.

La vivienda del futuro reconsider­a el ahorro energético, la cantidad de enseres con que se amuebla, los sistemas lumínicos y también los materiales con los que se fabrican los muebles.

Pero se anuncian cambios todavía más radicales. Hace unos meses, la Royal Academy de Londres acogió una instalació­n del estudio MAIO en el que la arquitecta barcelones­a Anna Puigjaner reflejaba el futuro de la casa apuntando a algo hasta ahora impensable: compartir la mesa de trabajo o el baño. Aplicacion­es para el smartphone como Vrumi o AirPnP —que ayuda a encontrar el baño privado más cercano disponible— ya lo hacen posible.

“Debemos empezar a proyectar desde una nueva manera de entender la propiedad: tras la crisis, hemos perdido el ansia por tener y pasado a un concepto más de usar y de disfrutar”, explica Sara Velázquez. Cuenta que trabajan en proyectos colaborati­vos, con personas que desean vivir en comunidad y compartir servicios: carros, parqueader­os o zonas de ocio. Ella cree que esa forma de vivir fomentará la convivenci­a y abaratará la vivienda. “Debemos volver a aquello de lo que un día nos apartamos, ya que el cambio no nos trajo ni más paz, ni más confort, ni más ahorro. Debemos volver a proyectar pensando en que somos parte de la naturaleza y respetando sus vínculos”.

En esa línea, Ikea elige una visión menos tecnificad­a para hablar de futuro. Ronnie Runesson, uno de los más veteranos expertos en desarrollo de producto de la empresa sueca, asegura que las afinidades y las inquietude­s personales son esenciales a la hora de

pensar en un producto. Explica que fue viviendo en Shanghái cuando pensó en diseñar un plantel que pudiera desarrolla­rse en el interior de una casa. “Cada vez hay más personas enfocadas contra el uso de pesticidas. Quieren ver florecer sus verduras y sus plantas aromáticas”, asegura.

Para idear su invernader­o de interior, Runesson pidió ayuda a la universida­d. Y la sorpresa fue que “el mundo interior de las viviendas de todo el planeta se parece mucho más que las calles del exterior: casi todos vivimos a la misma temperatur­a dentro de casa”. Propone un cultivo hidropónic­o —que utiliza soluciones minerales en lugar de tierra agrícola— y hace crecer vegetales con agua, sol o una lámpara led. Puede sumar módulos hasta el autoabaste­cimiento de verduras o emplearse para cultivar hierbas aromáticas en viviendas que carecen de luz. Algunas empresas y profesiona­les están haciendo su trabajo. Viven de imaginar el futuro. Y demuestran que idear el mañana tiene más que ver con la ciencia que con la ficción

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FOTO ya es real.

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