El Colombiano

TRADICION Copacabana es un carrusel de luz

En la localidad eligieron como motivo de decoración los juguetes. También hay en Villanueva.

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Afalta de uno, Copacabana tiene dos alumbrados navideños: uno en la parte central del municipio y el otro en el sector Villanueva, este último montado por EPM en su concurso Encendamos la Alegría, del cual este barrio resultó ganador.

Dicen los habitantes de este municipio que, sin tirar la casa por la ventana, como en otros años, este 2018 los alumbrados tienen un toque de buen gusto y originalid­ad, al punto que sus creadores lograron que se luciera.

“Es que solo mire esa platea tan hermosa con esos chorros de luz y esa Virgen”, expresa Doriela Valencia, quien admite que su nombre es tan poco común, que la gente terminó llamándola simplement­e Doris. Ella, con su expresión, hace referencia a la caseta central, en cuyo segundo piso se montaron las esculturas de María, con un Niño Jesús en sus brazos y, al lado, el monumento a San José.

Pero la Navidad como tal no es allí el principal motivo inspirador de los alumbrados. Tampoco fueron los circos o los cuentos de hadas sino que se hizo un montaje en el que los protagonis­tas son los juguetes y las juguetería­s.

Figuras como el Gato con botas y Pinocho comparten espacio con tamboriler­os, bailarinas y elementos decorativo­s, como colombinas de colores y bastones navideños.

“Yo los veo sencillos, no tan ostentosos como el año pasado, pero muy bonitos y sobrios”, comenta Román Pineda, un viejo habitante del municipio que cruza por el parque con un niño de tres años tomado de la mano, que lo acosa para que lo lleve a otro sitio del escenario.

Luces en diversos puntos

Frente al atrio de la iglesia central, como antesala, aparecen las más importante­s figuras, con un Papá Noel y una bailarina al centro, mientras de los árboles cuelgan instalacio­nes que simulan chorros de luz.

Hay que destacar que este parque tiene abundante verde, con árboles gigantes, algunos identifica­dos con plaquetas, y jardines que, por esta época, lucen florecidos.

Pero una figura se robó la atención de los que hasta ahora han disfrutado del show: “esos caballitos que giran, que tienen luces y lo transporta­n a uno a la infancia”, dice Gilberto González, de 69 años, nacido y criado en Copacabana.

Hace alusión a un carrusel de 5 metros de alto en el que si bien los niños no pueden montarse, como en los parques de diversione­s, les ofrece el mejor espectácul­o de música y luz. Es una Navidad especial para compartir en familia.

El alumbrado como tal fue elaborado por el artista plástico Marino Montoya y no solo se quedó en el parque. En varias calles y escenarios de la localidad también se hizo montaje de luces.

Uno de los más llamativos es el Pasaje Peatonal, contiguo al parque, en el costado norte, que semeja una calle Junín a mediana escala, un espacio muy transitado, con abundante oferta comercial y enmarca- pasacalles perfilados se instalaron en el corredor de la quebrada Piedras Blancas.

do con pasacalles de luces que penden a lado y lado de los diferentes locales.

Antonio Montoya, empleado de una cafetería en este pasaje, opina que si bien “ha habido mejores alumbrados, el de este año no desmerece, está bonito y amerita que venga gente de todas partes a disfrutarl­o”.

Otros componente­s del tendido de luces y figuras son dos túneles musicales, cuatro cajas musicales peatonales iluminadas y diez regalos gigantes, además de arcos, pasacalles y marcos postales. El Palacio Municipal se adornó con nueve muñecas volumétric­as y las figuras de la Virgen María, el niño Jesús y San José.

La quebrada Piedras Blancas también se incluyó en las pasarelas de luz.

“El Palacio Municipal se ve muy hermoso encendido, porque esas muñecas parecen caminando en un bosque encantado”, afirma Flor María Valencia, residente de toda la vida en el municipio.

El espectácul­o se encendió el pasado 7 de diciembre, con shows musicales y de baile, con la Corporació­n Artística Tierra Antioqueña como protagonis­ta principal al interpreta­r, con sus trajes típicos, los ritmos tradiciona­les colombiano­s.

Al show de los alumbrados lo acompaña una campaña contra la pólvora, que ha permitido que hasta anoche, en la localidad, no se hubiera registrado ni un solo quemado por este elemento

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