El Colombiano

Alvaro Hodeg impone su sello de embalador mundial.

El monteriano se confirma como uno de los mejores embaladore­s. El líder del Tour 2.1 tiene hoy otra etapa para el lucimiento, en Llanogrand­e.

- Por JHEYNER A. DURANGO H.

Dicen que quien persevera alcanza, y esta frase se acomoda, a la perfección, en Álvaro Hodeg. El monteriano de 22 años y quien se formó como ciclista en Antioquia sale hoy como líder del Tour Colombia 2.1, luego de imponerse al sprint en la segunda etapa con salida y llegada en La Ceja, de 150.5 kilómetros y pasando por el sector de El Canadá, El Carmen de Viboral, Rionegro y San Antonio de Pereira. Una actuación parecida a la que había hecho el año pasado en Vuelta a Polonia, cuando triunfó en la tercera fracción y pasó a comandar la prueba.

Hodeg venía de lograr tres top 5 en la Vuelta a San Juan hace dos semanas, y en una región en la que es bastante apreciado, logró devolver con creces el respaldo que ha encontrado en el equipo belga Deceuninck­Quick Step, el más veloz del mundo.

Con un tiempo de 3:21.40 venció al embalaje, su especialid­ad, al estonio Martin Laas (Team Illuminate), segundo, y al boyacense Juan Sebastián Molano (UEA), tercero.

“Estoy muy contento porque venía buscando la victoria desde hace días. Ganar en La Ceja es algo lindo, pues me entreno acá y la gente me quiere muchísimo. Para mí Fernando Gaviria –quien presenta un cuadro gripal– era el favorito al triunfo. Como siempre lo he dicho para mí es un ídolo y me alegra que esté feliz porque yo haya ganado”

El municipio donde la bicicleta es sagrada fue invadido este miércoles por “monstruos” del pedal. Había que ver las caras de los cejeños con el paso de Chris Froome, Julian Alaphilipp­e, Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Fernando Gaviria, Win

ner Acanona y las demás estrellas del Tour Colombia 2.1 para entender su felicidad.

Ayer pareció amanecer más pronto para ellos, pues bien temprano empezaron a descubrir una larga y colorida caravana, como aquella de las grandes citas del pedalismo mundial.

Era el día esperado y aunque lo prepararon con antelación, cada visitante, pedalista, juez, directivo, familiar de los ciclistas o cualquier personaje que engalanaba el pueblo, les causaba sorpresa y emoción.

Pegados a las vallas que los separaba de la vía, Julieta Mon

salve y Fabio León Pérez, ambos pensionado­s, llegaron pronto para lograr la mejor ubicación. Pese al picante sol de la mañana esperaron con paciencia y como todos sus coterráneo­s, se ilusionaro­n con el triunfo de Fernando Gaviria que al final se frustró porque las fuerzas no le alcanzaron (está agripado), como sí sucedió con Álvaro Hodeg, vencedor de la etapa de 150.5 km.

Cada uno tenía un ramo de flores que les entregaron a la entrada del centro comercial Viva (sitio de salida y meta) y que al mediodía permanecía­n frescas. “Esto no se ve todos los días, nos ha gustado el ciclismo y este es un gran regalo que nos da la vida”, exclamó el hombre de camiseta amarilla, mientras su esposa asentía con la cabeza.

Hace un año, luego de ahorrar dinero, Juan Guillermo

Mazo, el popular Chamo, un afriebrado al ciclismo, cumplió el sueño de ir al Tour de Francia. Y para dar crédito de su travesía, lucía una casaca amarilla de la competenci­a que, según él, le costó 30 euros. En su mano derecha apretaba el asta de la bandera amarilla, azul y roja en la que además del nombre de Colombia, tenía el de Medellín. Esa misma con la que se fotografió en el podio del país galo.

“Si fui hasta Francia, cómo no voy a venir a La Ceja”, expresó sonriente el hombre de estatura baja y gafas oscuras, habitante del barrio San Cristóbal y que al cierre de la jornada tenía su rostro rojizo, matizado por la satisfacci­ón.

Mientras, y como cualquier aficionado, Manuel Nar

váez esperaba el arribo del pelotón. Llegó desde Ecuador a acompañar a su hijo Jonathan que desde que se vinculó al Sky se ha vuelto un referente en su país. “Mientras sea en Colombia lo voy a acompañar. Ya vendrá el día para ir hasta Europa”, dijo orgulloso.

Para todos hay cabida

Aprovechan­do esta oportunida­d apareciero­n otros personajes, como Nicolás Serna, nacido en Frontino y que recorre el país en cicla de tres pisos (dos metros) que él mismo construyó y cuyo peso es de 52 kilos.

Una máquina que, aparte de unas bocinas y una llave de agua, tiene un compartimi­ento en el que guarda álbumes con fotografía­s de las ciudades que ha visitado acá como en Venezuela, Perú y Ecuador.

Vive de la generosida­d de las personas que escuchan su relato y llegó al Tour con una misión: lograr los autógrafos de los participan­tes más represen- tativos (Froome, Nairo, Rigo, Gaviria...) para guardarlos como otro testimonio de su aventura. “Esta bicicleta es mi viva”, expresó este personaje de pañoleta amarilla y anteojos coloridos.

El artista Nicolás Molano, venido desde Bogotá, exhibía sus obras talladas en madera que atraían la mirada de los aficionado­s, pues se trataba de Froome, Nairo y Rigo, todas para la venta al mejor postor. “Se las quiero ofrecer a ellos (pedalistas), pero es difícil porque están muy custodiado­s”.

Así, entre fans, negociante­s y turistas, transcurri­ó el día en que los “monstruos” del pedal invadieron La Ceja, un pueblo donde, según el registro del director de Deportes, Juan David

Bedoya, hay casi 15.000 bicicletas, en las que sus habitantes ruedan hacia los cultivos de flores y colegios

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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A
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FOTO JUAN DAVID ÚSUGA Nicolás Serna y su imponente bicicleta con la que se da su “shampoo” de imagen en el Tour 2.1.
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MANUEL NARVÁEZ
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J. GUILLERMO MAZO
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NICOLÁS MOLANO

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