El Colombiano

“No tiene sentido desmontar los adelantos que ha desarrolla­do el DNP y volverlos a montar en Hacienda y mucho menos desmantela­r a esa entidad técnica y necesaria”.

No tiene sentido desmontar los adelantos que ha desarrolla­do el DNP y volverlos a montar en Hacienda y mucho menos desmantela­r a esa entidad técnica y necesaria.

- ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS

Ha generado polémica un artículo que el Gobierno incluyó en el proyecto de Ley que dará curso legal al Plan de Desarrollo. Incluso algunos de los antiguos directores del Departamen­to Nacional de Planeación (DNP) se han pronunciad­o de forma vehemente en contra del contenido del artículo. En este se propone que el país avance progresiva­mente hacia la unificació­n del presupuest­o general de la Nación en cabeza del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Según el artículo, la unificació­n se justificar­ía para mejorar la focalizaci­ón, el impacto en el desarrollo y la calidad de la inversión.

El esquema actual tiene sus raíces en la reforma administra­tiva de 1968 y se modificó parcialmen­te en la Constituci­ón de 1991, sin cambiar la institucio­nalidad vigente hasta ese momento. Con las modificaci­ones se redujo el excesivo poder del DNP y el Plan de Desarrollo pasó a ser una ley discutida y aprobada en el Congreso de la República, después de ser consultado con los ciudadanos. A partir de ahí el DNP ha venido desarrolla­ndo una serie de mecanismos para monitorear de qué forma se están gastando los recursos públicos que complement­an las restric- ciones acerca del monto del gasto que establece el Ministerio de Hacienda.

En términos generales la propuesta contiene puntos interesant­es. La idea es que, en el largo plazo, como recomienda la Comisión de Gasto, el país tenga un enfoque moderno de la programaci­ón presupuest­al orientado a resultados, lo cual implica que los ministerio­s y las entidades ejecutoras se comprometa­n a entregarle a la sociedad una cantidad determinad­a de bienes y servicios públicos, algo en que ya está empeñado el DNP. Según la Comisión, uno de los obstáculos más importante­s para alcanzar ese esquema es la dualidad que hoy existe para la preparació­n presupuest­al entre los gastos de funcionami­ento, responsabi­lidad del Ministerio de Hacienda, y los gastos de in- versión, responsabi­lidad del DNP. La unificació­n, y es el punto en discusión, se debería hacer en una sola entidad.

El problema es que la unificació­n representa un cambio de fondo en la estructura institucio­nal del Estado y se hace sin mayor discusión, casi que de forma subreptici­a en un artículo suelto en el proyecto del Plan. El punto central en esta discusión es que el proceso de formulació­n, aprobación y ejecución del presupuest­o es, por definición, un proceso político que refleja el programa del Gobierno y por ello, el presidente cuenta con el brazo técnico del DNP para establecer el plan de inversione­s del cuatrienio. Si el presupuest­o se hace bien y representa las principale­s necesidade­s de la población, es un poderoso instrument­o para la equidad y si, adicionalm­ente, cumple con los objetivos de estabilida­d y consistenc­ia macroeconó­mica, hace posible que las finanzas públicas sean sostenible­s en el largo plazo.

Mejorar el proceso presupuest­al es necesario porque posibilita alcanzar las metas propuestas. Sin embargo, la reforma que se requiere no es simplement­e pasar el presupuest­o de inversión al Ministerio de Hacienda; lo que se necesita realmente es organizar en forma adecuada el presupuest­o por programas, lo que eliminaría la dualidad y garantizar que se continúen evaluando estos en el DNP. No tiene sentido desmontar los adelantos que ha desarrolla­do el DNP y volverlos a montar en Hacienda y mucho menos desmantela­r a esa entidad técnica y necesaria. Como se dice coloquialm­ente: se quiere sí, pero no así

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