¡Emocionante!
El circuito del Tour Colombia por las calles de Medellín resultó emotivo. Un grato recuerdo para la afición paisa.
Había que vivirlo para sentirlo. Este viernes, desde el comienzo de la cuarta etapa del Tour Colombia 2.1 en los alrededores del Atanasio Girardot, pasando por la 80, La Mota, El Poblado, San Juan, la U. de A. y las demás vías por las que transitó, los medellinenses volvieron a desbordar pasión por el ciclismo.
Así como sucedió el martes en la contrarreloj por equipos por el centro de la ciudad, el segundo sorbo, ayer, resultó más emotivo porque cubrió otros sectores en el recorrido de 144 kilómetros.
“Mire como se me eriza la piel”, decía Juliana Otálvaro mientras aplaudía el paso del lote multicolor con las figuras del pedal por el ascenso a Los Balsos que, aunque fue corto, “quebró” las piernas a más de uno de los protagonistas.
Por ese sitio se congregó gran cantidad de público, pues lo empinado del terreno hacía que los corredores bajaran de velocidad y se pudieran apreciar en toda su dimensión.
Mauricio Leyva y Tatiana Ferrer disfrutaron los seis giros del pelotón, pero no lo hicieron solos. Llegaron con sus tres hijas que portaban pequeñas pancartas con dibujos y mensajes en los que saludaban a los “amigos de papá”, un recreativo que le irradió a su familia el fervor ciclístico. A ellos se unieron Julia
na Bernal y su pequeña, vestida de amarillo y con una bandera de Colombia en sus manos.
En el sitio de meta, William Giraldo,
ataviado con el uniforme blanco de la Selección Colombia de ciclismo que compró hace dos años, recorría el lugar en su cicla sin dejar de escuchar la transmisión de radio: “Esto es muy bacano, ojalá lo sigan haciendo porque realza la imagen del país. Es un evento de alto vuelo, no se trata de la vuelta a Rosellón en Envigado, esto es pura élite, aquí están algunos de los mejores pedalistas del mundo”, expresó complacido este hombre mayor.
El entusiasmo de la gente convirtió la unidad deportiva Atanasio Girardot en un carnaval, asemejando los días de finales de fútbol, con música y rostros pintados de felicidad.
Otros, tratando de “vender” su talento, como
Javier López, quien dice ser “el Canario de las Américas” y que llegó a tratar de que Nairo Quintana escuchara el himno de batalla que le compuso.
No importaron el intenso calor, las 7 horas de cierres viales y el triunfo de un extranjero, el rubio Bob Jun
gels, quien fue aclamado como merecía. La alegría fue tal que los pedalistas se contagiaron del fervor paisa, como confesó al final Juan Sebastián Molano, del UAE Emirates: “fue día feliz, viendo tanta gente en las calles alentando; ese entusiasmo te motiva, es grande correr en tu país”