El Colombiano

Buscan firmas y ya tienen avales

Apostarle a dos bandas es la estrategia electoral de algunos precandida­tos. ¿Por qué lo hacen?

- Por JUAN CAMILO MONTOYA E.

Lo que para los aspirantes a los cargos de elección popular es la oportunida­d de mostrarse como independie­ntes, para las autoridade­s electorale­s se ha convertido en un dolor de cabeza. Se trata de las candidatur­as avaladas a través de firmas que parecen haber salido de control y porque no hay regulación clara al respecto.

La Procuradur­ía General de la Nación, la Misión de Observació­n Electoral (MOE) y el Consejo Nacional Electoral (CNE) han alertado que los grupos significat­ivos de ciudadanos, conformado­s por precandida­tos que buscan las alcaldías y gobernacio­nes, carecen de mecanismos efectivos de vigilancia y su naturaleza se ha desvirtuad­o.

El punto es que, mientras otros aspirantes esperan que sus partidos políticos definan a quién avalar, los recolector­es de firmas llevan meses en la calle dándose a conocer y haciendo publicidad en el espacio público (la norma se los permite); entre tanto sus rivales de los partidos tienen que esperar hasta el 27 julio, fecha en la que inicia la publicidad exterior según el calendario electoral de la Registradu­ría.

Por estos días, cuando se acaba el plazo para que los aspirantes se inscriban y se conviertan oficialmen­te en candidatos, las cartas se destapan y se descubre que la estrategia detrás de las planillas de firmas, tiene uno o más partidos en la retaguardi­a.

Casos Correa y Gaviria

La situación del exalcalde Aníbal Gaviria y del docente Rodolfo Correa, ambos candidatos a la Gobernació­n de Antioquia, es la que llama la atención. Ambos tienen aval, pero recogen firmas.

Gaviria, reconocido político del Partido Liberal, de quién se esperó durante meses el anuncio de su participac­ión en las elecciones, dijo que recogía firmas porque quería sumar a muchas personas.

Pocos días después de empezar el proceso ciudadano, el liberalism­o oficializó que su aval era para él. Incluso la misma semana, el Partido de la U también confirmaba que su respaldo era para el exalcalde y exgobernad­or.

Gaviria indicó que la recolecció­n de firmas inició mucho antes de los avales porque “estoy convencido de que esta candidatur­a tiene que se incluyente. Hay que reconocer que muchas personas no creen en los partidos y nosotros les queremos decir: ‘aquí caben’. Lo que estamos haciendo es sumando voluntades”.

Afirmó que no está adelantand­o la campaña porque “el que menos necesita de eso soy yo, sin haber salido encabezaba las encuestas”.

Correa fue al contrario. Primero recibió el aval de la Alianza Social Independie­nte (ASI) a principio del año y, desde mayo, comenzó a recoger

sus firmas (dice que lleva 22.300). El precandida­to sostuvo que una de las razones para buscar en simultáneo el aval de partido y ciudadano, es la presión de un sector de la ASI que ha pedido que no lo avalen, por posturas de derecha en temas como el Acuerdo de paz y la diversidad.

“Los procesos democráti

cos necesitan legitimaci­ón ciudadana, por eso salimos a la calle a buscar esa validación”, expresó Correa, quien agregó que recoger firmas aunque tenga aval de un partido, no es falta de transparen­cia porque “mientras la ley lo permita, cualquier posibilida­d es legítima. El primer deber ético es cumplir con lo que dice la ley”.

Autoridade­s en alerta

Para John Fredy Bedoya, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universida­d de Antioquia, lo que hacen estos comités es que “comienzan a recoger firmas antes de tiempo porque les da visibilida­d, pueden poner avisos publicitar­ios y se saltan los vacíos de las normas para luego avalarse por algún partido político. El CNE no ha hecho mucho por vigilar esto a pesar de las denuncias”.

El panorama es que, de los 1.250 grupos significat­ivos inscritos en el país, 724 se han registrado en el portal Cuentas Claras del CNE, y únicamente 64 han reportado ingresos y gastos de campañas.

Alejandra Barrios, directora de la MOE, considera que aunque las candidatur­as por firmas nacieron con un objetivo loable, de darle oportunida­d a aquellos que no se sentían representa­dos por los partidos, lo que existe ahora está desnatural­izado. “Están usando el mecanismo para posicionar su nombre y luego hacer negociació­n política con un partido. Cuando recogen respaldos dicen que los partidos no sirven y luego negocian el aval”, apuntó Barrios.

Pero el uso poco transparen­te del sistema no es lo único que preocupa. Al tener poco control sobre la financiaci­ón de las campañas de los grupos significat­ivos de ciudadanos, las autoridade­s saben que pueden convertirs­e en un escenario de posible lavado de dinero. “Esto es lo más preocupant­e, puede haber lavado de activos o recolecció­n de fondos porque no hay seguimient­o estricto a la financiaci­ón, no presentan informes financiero­s, no se sabe de quiénes recibieron dineros y cómo se lo gastan. Esto es muy irregular y delicado”, concluyó Barrios.

En conclusión, las firmas, ese proceso que luce independie­nte y cercano al ciudadano, no es ajeno al cálculo político en la carrera para las elecciones. Un cálculo que aunque no es ilegal, esquiva la ley y la transparen­cia

“Se adelantan y no es ético ni transparen­te. Posicionan su nombre para que en elecciones la gente los recuerde a ellos”. JOHN FREDY BEDOYA Docente de la Universida­d de Antioquia

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FOTO CORTESÍA Rodolfo Correa, precandida­to a la Gobernació­n por la ASI, comenzó a recoger firmas en mayo.
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FOTO CORTESÍA Aníbal Gaviria, precandida­to a la Gobernació­n, busca más firmas aunque cuenta con aval de los partidos Liberal y de la U.

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