El Colombiano

DEBATES DEMÓCRATAS IGNORARON A VENEZUELA

- Por ANDRÉS OPPENHEIME­R redaccion@elcolombia­no.com.co

En los tan esperados debates presidenci­ales del Partido Demócrata en Estados Unidos, ninguno de los cinco moderadore­s ni de los 20 candidatos participan­tes mencionaro­n la mayor crisis humanitari­a del continente: Venezuela. ¡Qué triste!

No la mencionaro­n ni siquiera tangencial­mente, a pesar del hecho de que los debates se celebraban en Miami. Decenas de miles de exiliados venezolano­s se han radicado en Miami en los últimos años, huyendo de la dictadura de Venezuela. Es difícil tomar un Uber en esta ciudad sin que el conductor sea un venezolano recién llegado.

Y, sin embargo, ninguno de los cinco moderadore­s de NBC en el debate –todos excelentes periodista­s– hizo una pregunta sobre Venezuela o insertó el tema en una pregunta más amplia. Y ninguno de los aspirantes presidenci­ales se refirió a la crisis venezolana cuando tuvieron bastante tiempo para hablar sobre inmigració­n y política exterior.

Todos ellos, periodista­s y aspirantes presidenci­ales por igual, cayeron en la trampa de centrarse en la agenda política de Trump.

Hablaron extensamen­te sobre la mentira de Trump de que hay una “invasión” de indocument­ados. Como buen demagogo populista, Trump está apelando a los instintos racistas de la gente. Sabe que la inmigració­n es un tema que moviliza a su base y que lo ayudó a ganar en 2016. Ahora lo está usando para ganar en 2020.

Y la prensa está cayendo en su juego. Por más repetitivo que sea, los periodista­s deberíamos recordar constantem­ente que la supuesta “crisis de inmigració­n” de Trump es una falacia, porque el número de indocument­ados ha caído. A pesar de las fotos de caravanas de migrantes centroamer­icanos de las que Trump habla constantem­ente, el número total de indocument­ados disminuyó de 12.2 millones en 2007 a 10.5 millones en 2017, según el Centro de Investigac­ión Pew.

Los aspirantes demócratas deberían haber señalado esto último y deberían haber girado la conversaci­ón, aunque fuera por unos pocos segundos, a Venezuela.

Unos cuatro millones de venezolano­s han huido de la debacle económica y la represión política de su país en los últimos cinco años, según las Naciones Unidas. El éxodo venezolano ya está afectando a las economías de América Latina y los diplomátic­os advierten en privado que podría desestabil­izar a varios países vecinos.

Ya hay unos 1.3 millones de migrantes y refugiados venezolano­s en Colombia, 70.000 en Perú, 288.000 en Chile, 263.000 en Ecuador, 130.000 en Argentina, 168.000 en Brasil y 94.000 en Panamá, según las Naciones Unidas.

Y también hay unos 82.000 solicitant­es de asilo venezolano­s en Estados Unidos, a los que Trump se ha negado hasta ahora a dar un estatus de protección temporal (TPS).

Y todas estas cifras pueden ser solo el comienzo de un éxodo que, si sigue a su ritmo actual, muy pronto será aún mayor que la crisis de refugiados sirios, según la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA). El secretario general de la OEA, Luis Almagro, me dijo recienteme­nte que el éxodo venezolano podría llegar a 10 millones de personas en los próximos cuatro años.

La mayoría de los exiliados venezolano­s huyen por el hambre y la escasez de medicinas. La mayoría de los venezolano­s no puede tener una comida completa al día. Un informe reciente de Human Rights Watch y la Universida­d Johns Hopkins muestra que la tasa de mortalidad materna e infantil aumentaron 65 por ciento y 30 por ciento, respectiva­mente, en solo un año.

Los demócratas deberían prestarle más atención a la crisis venezolana, denunciar a uno de sus propios aspirantes presidenci­ales – Bernie San

ders– por su escandalos­a negativa a calificar de dictador a Maduro, y subrayar que el próximo presidente estadounid­ense debería reparar el daño que Trump ha hecho al destruir las alianzas tradiciona­les de Estados Unidos con países de Europa y Latinoamér­ica.

Solo un presidente de Estados Unidos que sea respetado mundialmen­te y logre recomponer las alianzas con los países de Europa y América Latina –en lugar de criticar a países amigos como Alemania, México y Colombia, como lo hizo Trump– podrá crear un frente unido capaz de derrocar a Maduro. Los candidatos demócratas deberían enfatizar eso, y comenzar a hablar de Venezuela

Ninguno de los aspirantes presidenci­ales demócratas se refirió a la crisis venezolana.

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