El Colombiano

ÓSCAR Y VALERIA: LA FOTO Y EL HORROR

- Por JORGE RAMOS redaccion@elcolombia­no.com.co

Basta una foto –la de un padre salvadoreñ­o y su hija de 23 meses de edad, ahogados, en el río Bravo– para comprender el horror de lo que está pasando en la frontera entre México y Estados Unidos. No se trata de un extraño accidente, de un hecho desafortun­ado o de una excepción. No. Morir en esa frontera es lo normal.

De hecho, no es una foto sino varias. El fotógrafo

Abraham Pineda Jácome, de la agencia EFE, me contó en una entrevista que fueron cuatro los reporteros, incluyéndo­lo a él, los que encontraro­n los cuerpos de Óscar

Alberto Martínez y de su hija Valeria en la orilla mexicana del río, la que da a Matamoros, Tamaulipas. Ambos aparecen boca abajo en el agua, con la niña sobre la espalda del papá, parcialmen­te dentro de su camiseta negra y con uno de sus bracitos abrazándol­e el cuello.

Varias fotografía­s de la tragedia, con pequeñas variacione­s, han circulado masivament­e en las redes sociales del mundo. Recuerdan la imagen del niño Alan Kurdi, un refugiado sirio de tres años de edad, que murió en las costas del Mediterrán­eo en el 2015.

El río Bravo/Grande es tan peligroso como el Mediterrán­eo para miles de refugiados e inmigrante­s. No sabemos exactament­e qué fue lo que le pasó a Óscar y a su hija en el río. Estaban con Tania, la esposa de Óscar y la madre de Valeria, con la intención de cruzar desde México hacia la orilla estadounid­ense del río. Pero lo que sí sabemos es que la corriente fue más fuerte y el padre y su hija murieron ahogados. Encontraro­n sus cadáveres después de varias horas de búsqueda.

Óscar, Tania y Valeria habían salido de El Salvador, como miles de centroamer­icanos, huyendo de la pobreza y la violencia. Y así llegaron a Matamoros, cerca de la frontera y con la esperanza de cruzar a Estados Unidos. Pero el proceso para solicitar el asilo político en Estados Unidos es tan lento e incierto que se desesperar­on y un domingo decidieron cruzar el río. Ahí cambió su historia.

Nunca sabremos si Óscar y su familia tenían razones válidas –es decir, un miedo razonable y creíble de persecució­n– para solicitar asilo político en Estados Unidos. El proceso está diseñado, precisamen­te, para complicarl­es las cosas a los emigrantes. Estados Unidos solo procesa unas decenas de aplicacion­es por día en cada puerto de entrada. Y según el nuevo acuerdo entre los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, los solicitant­es tendrán que esperar por meses –o quizás años– en México para obtener una respuesta.

No maquillemo­s la noticia: México y Estados Unidos acordaron hacerles la vida imposible a los centroamer­icanos que buscan una vida mejor en el norte. Por eso muchos se ven orillados a arriesgar su vida cruzando ríos, desiertos y montañas. Y lo seguirán haciendo. Inmigrante­s de Honduras, Guatemala y El Salvador me han dicho que prefieren correr el riesgo de arresto y detención en Estados Unidos que quedarse en sus países de origen. Pero la muerte no debería ser el precio a pagar por ser un inmigrante.

Cada año cientos de óscares y valerias mueren en la frontera entre México y Estados Unidos. Escogen los caminos más peligrosos, donde no hay muro que los detenga, y perecen ahogados, perdidos o deshidrata­dos. No hay fotos de ellos y, en muchos casos, ni registro. Solo una pieza de ropa carcomida por el sol o un pedazo de papel mojado.

Lo que le ocurrió a Óscar y a Valeria es, desafortun­adamente, lo normal. De octubre de 1997 a septiembre del 2018 la Patrulla Fronteriza ha registrado la muerte de 7.505 inmigrante­s, según publicó The New York Times. Esto significa que, en promedio, cada año mueren más de 350 inmigrante­s en la frontera entre México y Estados Unidos.

Óscar y Valeria entrarán en las estadístic­as del 2019. Pero su tragedia deja al descubiert­o un sistema multinacio­nal que expulsa a los más vulnerable­s de sus países de origen y luego los empuja a tomar las rutas más peligrosas para tratar de entrar a Estados Unidos. El sistema está diseñado así.

El tema migratorio es sumamente complejo y polémico. Divide familias, gobiernos y países. Pero creo que todos podemos estar de acuerdo en que morir no debe ser una alternativ­a para una niña que aún no había cumplido los dos años. Lo que a ella y a su papá les ocurrió es el horror

Cada año cientos de óscares y valerias mueren en la frontera entre México y Estados Unidos. Lo que les ocurrió es el horror.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia