El Colombiano

A responder, 3 altos mandos

Denuncias de corrupción en el Ejército generaron la salida del general Jorge Romero. Lo investigan junto a otros dos oficiales. Romero se defiende.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA

Supuestos favorecimi­entos económicos por la entrega de salvocondu­ctos para el porte de armas que, al parecer, terminaron en manos de jefes del grupo delincuenc­ial “la Oficina”; además de presuntos casos de corrupción en el manejo de recursos destinados para vehículos y combustibl­e, son las denuncias que publicó la revista Semana y que llevaron a la salida del Ejército del general Jorge Romero.

La decisión de llamar al alto mando militar a calificar servicios—quien se desempeñab­a como el actual jefe del Comando de Apoyo de Acción Integral—, fue anunciada ayer por el ministro de Defensa, Guillermo Botero, quien aseveró que Romero tiene dos investigac­iones en curso en la Fiscalía por los hechos narrados al comenzar este artículo, razón por la que fue llamado a evaluación, paso previo a “darle la baja”, como se dice en el argot militar.

Frente a la situación, el general Romero se defendió y le dijo a EL COLOMBIANO que de aquello que se le acusa no le cabe responsabi­lidad, porque esas acciones eran ajenas a su manejo como comandante de la unidad a la que pertenecía en Medellín.

El general Romero se declaró sorprendid­o con la decisión de Mindefensa: “Consideré a la institució­n garante del derecho a la presunción de inocencia, como hasta la fecha lo había sido, pero, hasta el último día soy respetuoso de las decisiones de mis superiores y, por eso, acataré la orden como correspond­e”, enfatizó.

Su defensa

El general Romero llegó a la IV Brigada de Medellín con todos los pergaminos que un alto mando militar debe poseer para dirigir una de las unidades militares más importante­s del país. De hecho, entre los mandos consideran que llegar a esta base, es un paso fijo en su ascenso en la carrera militar que puede catapultar­los a grandes cargos en la jefatura del Ejército nacional.

Por esta unidad han pasado dos de los últimos comandante­s del Ejército: los generales Nicacio Martínez y Alberto José Mejía Ferrero.

Una de las acusacione­s sobre Romero se da cuando este militar ejerció como máximo jefe de la IV Brigada y está relacionad­a con la expedición de salvocondu­ctos por los que al parecer hacía millonario­s cobros.

Sobre estos permisos para porte de armas, el general dice que no es competenci­a del comandante de la brigada expedirlos y que los salvocondu­ctos de varios integrante­s de la estructura de “la Oficina” capturados el año pasado se expidieron cuando él estaba al frente de la Tercera División del Ejército en Cauca y Nariño.

En la conversaci­ón con EL COLOMBIANO, Romero reconoció que sabía de una investigac­ión en su contra adelantada por la Fiscalía Tercera Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, pero asegura que no ha sido vinculado formalment­e al proceso, el cual se encuentra en indagación preliminar.

Sin embargo, fuentes militares que pidieron reserva del nombre, indicaron a EL COLOMBIANO que estas in

vestigacio­nes habrían sido el obstáculo para que Romero ascendiera a mayor general el año pasado, y por las que fue enviado al departamen­to de Acción Integral, unidad encargada de acciones de servicio del Ejército en los municipios del país, funciones distintas a la operativid­ad en armas a la cual estaba acostumbra­do.

Acciones contundent­es

La decisión del Ministerio de Defensa de observar disciplina­riamente los altos mandos militares no solo cobija a Romero. Botero anunció medidas contra el general Eduardo Quirós, jefe del Comando de Contrainte­ligencia y habló de la situación de Adelmo Fajardo, subcomanda­nte del Ejército; ambos denunciado­s por la revista Semana por supuestos actos de corrupción y presión a subalterno­s.

Entre las acciones está la del traslado del general Eduardo Quirós, encargado de la Contrainte­ligencia, para adelantar las investigac­iones pertinente­s sobre las acusacione­s que lo señalan de ofrecer dinero y vacaciones a quienes entregaran nombres de aquellos que filtraron los documentos a los medios de comunicaci­ón sobre las directrice­s de aumentar los resultados operaciona­les de los batallones.

Entre tanto, contra Fajardo no hubo decisiones concretas, Mindefensa solo afirmó que el oficial pidió vacaciones para organizar su defensa a las acusacione­s de corrupción.

Sobre lo que está pasando con el Ejército colombiano y sus escándalos, Jhon Marulanda, analista de conflictos armados y consultor militar, afirma que no es una deshonra para la institució­n como tal, pero sí para cada uno de los oficiales involucrad­os.

“Estamos hablando de una institució­n muy grande y lo que pasa con tres personas no puede implicar una deshonra para los más de 200 mil hombres y mujeres que están trabajando todos los días por el país”, explicó.

En relación con el tema, Botero indicó: “No vamos a ser ni indulgente­s ni temerarios, pero sí diligentes. Toda nuestra capacidad institucio­nal está al servicio de esos procesos”, y enfatizó en que la presunta corrupción de tres de los mandos no es un punto para señalar a una fuerza que lleva el honor como bandera

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FOTO JULIO CÉSAR HERRERA El general Jorge Horacio Romero se encontraba al frente del Comando de Apoyo de Acción Integral. De la IV Brigada de Medellín fue trasladado a la III División en el Cauca.

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