El oscuro negocio que se mueve detrás del hurto de bicicletas.
Los delincuentes se habrían hecho pasar por un club deportivo para aprovecharse de la confianza que les daban sus víctimas. Elementos robados habrían sido revendidos.
Todos los días, Mauricio Mesa recorre en una bicicleta plegable el trayecto entre su casa y la oficina en la que trabaja. Reconoce, es el único medio de transporte que utiliza. De hecho, como líder del colectivo Siclas, una corporación ciudadana sin ánimo de lucro que promueve el uso de la bicicleta, señala que en Medellín es seguro moverse en dos ruedas.
Sin embargo, el riesgo por hurto no deja de preocuparle. Él, como el resto de 60.000 usuarios de bicicletas en Medellín, los 168.000 de Cali y los 835.000 de Bogotá (según cálculos de las administraciones municipales), son potenciales víctimas de redes criminales como la banda “los de Pablito”, que operaba en dichas ciudades y contra la que la Fiscalía General anunció ayer la ocupación de ocho inmuebles, avaluados en 3.300 millones de pesos, con fines de extinción del derecho de dominio.
Según el ente acusador, tanto los inmuebles, como dos vehículos que fueron incautados, eran utilizados por los integrantes de la banda para transportar, almacenar, reparar y comercializar ciclas robadas. Y aunque la organización criminal había sido desmantelada a finales de 2018, con la captura de 15 de sus 17 integrantes, solo hasta ahora, con el testimonio de cinco de los implicados que aceptaron su responsabilidad, y valiéndose de audios de interceptaciones telefónicas, las autoridades pudieron seguir la pista de los millonarios bienes: casas, apartamentos y locales ubicados en Bogotá y municipios de Cundinamarca.
Los capturados actualmente permanecen en prisión, imputados por concierto para delinquir y hurto calificado y
agravado, y a la espera de que el caso llegue a etapa de juicio.
Ganaban confianza
El hurto a bicicletas se ha convertido en una problemática de interés nacional. De hecho, mientras el Gobierno nacional trabaja en el diseño y construcción de un Sistema Nacional de Ciclorrutas que conectará Bogotá con la Región Turística, en septiembre del año pasado, congresistas de los partidos De la U y Mira radicaron un proyecto de ley que contempla medidas como la creación del Registro Único Nacional de Bicicletas y el incremento de penas a los delincuentes de hasta siete años de prisión. La iniciativa actualmente sigue su trámite en la Comisión Sexta de la Cámara.
La exposición de motivos llama la atención sobre el incremento de este tipo de hurto en ciudades capitales, señalando, por ejemplo, que en Bogotá, entre enero y marzo de 2018 el aumento en esa modalidad delictiva fue del 130 % con respecto al 2017, además del empleo de modalidades cada vez más elaboradas por parte de los criminales. De acuerdo con la Fiscalía, el modus operandi de “los de Pablito” consistía en presuntamente simular ser un club deportivo. De esa manera, se ganaban la confianza de los deportistas y bajo la excusa de hacer recorridos deportivos y para tomar fotografías, los llevaban hasta zonas rurales y solitarias para allí cometer el delito.
En ocasiones, los criminales habrían intimidado a sus víctimas con armas cortopunzantes y de fuego. Incluso, el ente acusador cuenta con el testimonio de uno de los afectados, que fue impactado dos veces en una pierna.
Para Mauricio Mesa esta modalidad ya es conocida y sobre ella, señaló que las víctimas son, por lo general, propietarios de bicicletas de gamas media y alta, y además, “por lo general, esas bandas que actúan entre ciudades lo que hacen es hurtar en un lugar y llevar la bicicleta para revenderla completa o por partes en otra zona del país”.
Testimonios de la comunidad de ciclistas en Medellín señalan los alrededores de la Plaza Minorista, el sector de
Los Puentes y el segmento suroriental de la zona conocida como La Bayadera, como lugares donde se revenden bicicletas y repuestos que previamente han sido hurtados.
Al respecto, Mesa llamó la atención sobre el daño que la criminalidad viene haciendo a la comunidad de usuarios de bicicletas, pues aunque en el mercado negro los precios son más bajos, “una persona que gane un salario mínimo y que se movilice en bicicleta puede estar ahorrando hasta el 30 % de su presupuesto para transporte. Para una persona que toma uno o dos buses es muy significativo ese ahorro, que puede invertir en cubrir otras necesidades. Y al ser víctima de hurto, se afectan considerablemente sus finanzas”.
En almacenes de la ciudad se pueden encontrar bicicletas para todo tipo de uso, desde urbanas hasta especializadas para la práctica profesional de deportes, con precios que oscilan entre 245 mil y 31 millones de pesos