Nuevos polos de crecimiento en Antioquia
Además del Vallé de Aburrá, varias zonas comienzan a unirse en torno a vocaciones económicas comunes.
Históricamente quien quisiera progresar en Antioquia debía instalarse en Medellín o en algún sitio de su área metropolitana. La industria y la educación superior se ubicaban allí, mientras que las demás subregiones operaban como economías cerradas basadas en el comercio interno y la empleabilidad que otorgaba la administración pública, o como proveedoras de materias primas, sin que esta labor generara encadenamientos productivos e impulsara el crecimiento local (ver Para saber más).
Carlos Yepes, economista experto en desarrollo regional, indica que, según mediciones adelantadas por él desde la Sociedad Antioqueña de Economistas, hasta los 80 Medellín y su Valle representaban poco más del 70 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Antioquia. Las cosas han cambiado un poco desde entonces y, de acuerdo con el último reporte de cuentas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), correspondiente al año 2017, el peso del Valle de Aburrá en el total departamental fue de 66,21 %, equivalente a 83,6 billones de pesos.
El cambio porcentual, aunque bajo, revela que en otras zonas del departamento se ha venido gestando un desarrollo paulatino, como por ejemplo en el Oriente o el Urabá, que participaron en el agregado regional con un 9,2 % y un 6,1 %, equivalentes a 11,7 y 7,7 billones de pesos, respectivamente.
De acuerdo con el secretario de Productividad y Competitividad de Antioquia, Juan Manuel Valdés, aquí ya se puede hablar de núcleos de desarrollo, pues las dinámicas eco
nómicas han ido creando vocaciones productivas comunes en los territorios. Con él concuerda Yepes, quien añade que cuando las economías crean lazos de comercio entre sí es inevitable que crezcan juntas. “Alcanzado cierto nivel de desarrollo, las economías locales dejan de operar como sistemas cerrados y se establecen rutas comunes”, añade (ver ¿Qué sigue?).
¿Qué determina un polo?
Existen varios criterios para poder hablar de polos de desarrollo. El primero de ellos es la vocación económica común que genera encadenamientos productivos, es decir, aquellas actividades que necesariamente se conectan con otras. De acuerdo con Yepes, este tipo de proceso se opone a las “economías enclave”, que “son rentas extractivas que solo crean riqueza para un grupo determinado, pero que no generan empleo ni demandan otros bienes y servicios”.
En ese sentido, añade que son justamente las subregiones del departamento que le están apostando a áreas como la agroindustria, el conocimiento y los servicios las que logran constituirse como núcleos alternativos. Particularmente menciona el caso de Urabá, zona que ha estado ligada a la producción bananera, pero que ahora es un importante centro de servicios y comercio, así como de exportación de otros alimentos, lo cual ha derivado en un fortalecimiento del corredor Chigorodó-Apartadó-Turbo.
Un segundo factor importante al hablar de polos de desarrollo es la infraestructura. Wilman Gómez, director del Instituto de Macroeconomía Aplicada de la Universidad de Antioquia, considera que “el sistema de vías de comunicación es fundamental, ya que así se interconectan los municipios y las transferencias de bienes y servicios se dan de una manera más eficiente. Igualmente, las personas pueden movilizarse constantemente, así que al final no se habla de vivir en cierto municipio sino de moverse por un sector”.
Un último criterio para constituir un polo es la institucionalidad económica. Ya para comienzos del siglo
pasado economistas como el austriaco Joseph Schumpeter hablaban de la importancia del sistema financiero en el crecimiento económico. Ciertamente los sistemas bancario y cooperativo permiten financiar los proyectos productivos. “El crédito es el motor de la iniciativa empresarial”, asegura Yepes. Por su parte, Valdés resalta el rol de los gremios, otra institución económica, en las regiones. Para él, “cuando las agremiaciones empresariales se asientan en un territorio es porque ya hay una actividad productiva importante o potencial, y se quiere impulsar”.