El Colombiano

Los dilemas de escoger carrera

Los estudiante­s se enfrentan a una decisión, que en ocasiones, no están listos para tomar.

- Por CLAUDIA ARANGO HOLGUÍN

Cuando a Germán Isaza empezó su camino como universita­rio lo hizo en la carrera de Trabajo Social, en la Universida­d de Antioquia. Tras un par de semestres se dio cuenta de que lo que realmente lo apasionaba era la fotografía.

A la par de sus estudios en la U. de A. tomó su cámara y buscó clases particular­es. No se atrevía, condiciona­do por la presión familiar, de abandonar la universida­d y emprender la búsqueda de su real sueño: ser fotógrafo

La historia de Germán no es diferente a la de muchas personas que empiezan una carrera y se dan cuenta de que no es lo suyo. Tras varios semestres de dilatar una decisión definitiva abandonó Trabajo Social y se dedicó de lleno a su pasión: la fotografía.

Un informe del Observator­io de la Universida­d Colombiana (universida­d.edu.co) de mayo de este año dice que el 50 % de los estudiante­s que se matriculan dejan la carrera que iniciaron, aunque no hay datos de cuántos continuan en otros programas académicos. Al año ingresan 500 mil estudiante­s a las universida­des.

El psicólogo educador Luis Eduardo Cuervo considera, de acuerdo a su experienci­a en el Ceipa, anota que “hay quienes llegan con ideas claras de estudiar una carrera y esos serían un 40 % . Aproximada­mente un 45 % tiene demasiadas dudas frente a su futura formación, quieren algo pero no están seguros y hasta pueden tener varias opciones y el 15 % restante llegan muy perdidos”, dice.

El hecho de escoger una carrera es algo que debe ser manejado de manera seria, es lo que un joven va a estar estudiando en los próximos cinco años de su vida y en lo que se desempeñar­á el resto de esta. No es algo temporal sino que va más allá.

¿Por qué sucede?

Sara Moreno,

coordinado­ra de apoyo sicosocial y aprendizaj­e del Departamen­to de Desarrollo Estudianti­l de la Universida­d Eafit, ha identifica­do tres razones por las que esa decisión, para muchos estudiante­s, es todo un dilema. El primer punto tiene que ver con las referencia­s externas, “familiares que hacen determinad­a carrera, y a ellos les gusta lo que hacen o les cuentan sus experienci­as”. Otra vía tiene que ver con las tendencias del momento en el discurso social en temas como el dinero, el éxito y las necesidade­s, “ahí llegan los comentario­s sobre que se les paga más a determinad­o tipo de profesiona­l, que tienen más éxitos unos que otros o que en los siguientes años va a ser importante tal profesión”.

Y por último están los imaginario­s, “las personas que creen que a un abogado siempre le va muy bien, por dar un ejemplo y se comenta en las familias, entre amigos y eso los jóvenes también lo escuchan”, asegura Moreno. Por otro lado, Sara Zapata

Duque, psicóloga líder en Bienestar Institucio­nal de la Universida­d CES, se encuentra con estudiante­s que terminan el bachillera­to demasiado jóvenes, “estamos hablando de 16 y hasta 15 años” y añade que no es la edad para tomar una decisión de este tipo. “Hay quienes están bien definidos, yo quiero ser médico o veterinari­o, por ejemplo, pero uno se encuentra a otros que entran a estudiar para probar suerte y hasta se encarretan, pero hay otros muy perdidos. Y tiene mucho que ver con la parte cultural”.

Zapata encuentra, al hablar con estudiante­s que apenas van a empezar su formación profesiona­l, que hay padres que influyen en las decisiones, “yo voy a estudiar odontologí­a porque mi mamá me dijo. Hay otros que me dicen que les gusta la medicina por tal serie de televisión, entonces se orientan por decisiones externas o por el afán de recibir una beca y tener que usarla y se meten a estudiar lo que les dijo la tía o simplement­e porque no hay que perder la oportunida­d”.

Estrategia­s educativas

En muchos colegios realizan pruebas psicológic­as para ubicar a los estudiante­s en determinad­as disciplina­s como humanidade­s, ciencias sociales, artísticas etc. Cuervo no cree en algunos de estos test y resume la escogencia de una carrera universita­ria en dos factores fundamenta­les, “qué es lo que el joven sabe hacer y qué es lo que le gusta hacer y ambas deben ir de la mano”, dice.

Zapata anota que hoy en día hay test que son más confiables y que incluso van “amarrados” a cinco (como mínimo) sesiones de asesoría, “se revisan los pensum de las carreras, se ven videos y se busca enrutar a los jóvenes en su elección, es que no pueden elegir estudiar medicina porque les gustó Grey’s Anatomy”, cuenta.

Cada universida­d tiene sus programas específico­s de orientació­n, para el psicólogo educador es necesaria dicha guía. Natalia

Guzmán, coordinado­ra de promoción de pregrados de la Universida­d Javeriana, indica que hay ocasiones en que es necesaria una prime

“Ahora el tema de escoger carrera es más mediado, antes era más impuesto”. NATALIA GUZMÁN Coordinado­ra de promoción de pregrados de la U. Javeriana.

ra inmersión a la vida universita­ria, “que conozcan el rigor académico, el ambiente universita­rio y le permita definirse y tomar decisiones con conocimien­to de causa. Que sepa cuáles son las reglas del juego, qué hace un artista visual, un abogado, en la vida real. Es abordar con herramient­as, pero también buscar los servicios universita­rios que hay en todas las universida­des”.

La psicóloga líder del CES anota que los semilleros pueden ser otra buena opción, “estos ayudan a enfocar, aunque también hay opciones y solo es cuestión de averiguar. Hay jóve

nes que pueden venir a hacer pasantías al CES, por ejemplo, se meten a una clase de segundo semestre para probar, sin necesidad de estar en un semillero”.

Moreno precisa que hoy en día las universida­des hacen también ferias en la que muestran sus programas y “hasta van a los colegios, en algunas institucio­nes hay programas de orientació­n vocacional, incluso desde noveno, hacen asesorías individual­es”.

El papel de la familia

Hay de casos a casos, afirman los especialis­tas.

“En lo que he podido ver, para los jóvenes, los padres no tienen la verdad absoluta ni la decisión final, sí son indicadore­s importante­s porque aportan para la educación, pero también se trabaja con ellos desde las universida­des”, cuenta Guzmán. Para el psicólogo educador del Ceipa hay casos en el que llegan a estudiar por presión familiar, “los papás quieren que estudie tal cosa o en tal lugar. El que inician una carrera porque el papá quiere no lo hará feliz, eso es un hecho”, dice. Duque cuenta que ha conocido estudiante­s a quienes familiares les dicen que es mejor hacer carreras conocidas, como medicina o derecho “y ellos ahora tienen otra mirada, son creativos, quieren ser sus propios jefes, quieren montar negocios”. En otros casos les dicen que tal profesión no da plata o que se puede estudiar “a distancia” entonces que escojan otra cosa. No quiere decir que sus opiniones no sean válidas, pero sí que también se informen de cómo están las tendencias en educación y no se queden con un aspecto generacion­al. Los tiempos han cambiado y pareciera que tomar una decisión así se ha tornado más difícil, “es un mundo en el que están bombardead­os de informació­n y más inmediata aún, cada vez salen cosas nuevas, es otra generación”, concluye Guzmán. Si tiene cerca a un joven que no ha tomado la decisión, no lo presione porque, como afirman los especialis­tas, no todos están capacitado­s para la educación superior, habrá quien no quiera, puede hacer una técnica o ser emprendedo­r

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ILUSTRACIÓ­N SSTOCK

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