Un recorrido a la genialidad de Da Vinci en la UPB.
El coliseo de la Universidad Pontificia Bolivariana se transforma en una plataforma expositiva sobre el genio italiano, en la conmemoración de los 500 años de su muerte.
AEn medio de dos reproducciones de La última cena, como exhibidos en el centro de dos catedrales, hay dos máquinas diseñadas por el mismo autor de los cuadros, Leonardo da Vinci (1452 - 1519). Una de ellas es un carro de ruedas y manivelas construido para cargar campanas. Lo inventó porque pensó que no eran necesarias 20 personas para transportar una campana, por lo que creó este carruaje con engranajes y poleas, que redujo la fuerza a dos individuos para llevar el mismo peso.
La visión del florentino en este caso estaba sobre una de sus obsesiones: facilitarle la vida al hombre, es decir, automatizar procesos. El carro autopropulsado fue un invento del genio de Vinci, provincia de Florencia, que hoy se considera un antepasado del automóvil moderno.
El dispositivo que imaginó Leonardo lo podrá tocar, mover e interactuar de directamente en la exposición Da Vinci 500, un homenaje que le hace la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB). Se podrá ver en el coliseo del campus de Laureles. Es la única exposición que hay en el país en conmemoración de los 500 años de su muerte. Más que una exhibición, está definida como una “plataforma expositiva” con el apoyo del museo Leonardo 3, Milán (Italia) y el Taller del Renacimiento de Bolivariana.
“La universidad hace una vinculación académica con centros de gran altura y temáticas vanguardistas”, explica Alma Nuri López Patiño, gerente de la Escuela de Verano 2019 de la UPB, que le apostó este año a la conmemoración de la muerte del autor de El hombre de Vitrubio.
Qué puede encontrar
Aunque el modelo real del carro diseñado por Da Vinci es una de las propuestas interactivas de la exposición, también habrá propuestas como realidad aumentada, reproducciones anatómicas y modelos como la réplica del león mecánico –primer robot de la historia, según un comunicado de la institución–.
La curadora, Lucrecia Piedrahíta, plantea que este proyecto atraviesa dos líneas de tiempo, el del italiano –tradición– y uno con propuestas de ingeniería, diseño,
arte y arquitectura actuales –vanguardia–.
Explica que Leonardo está cruzado por la interdisciplinariedad y la conexión de saberes. La naturaleza fue vital porque le enseñó a observar y a analizar los fenómenos, que luego le servirían para sus propuestas creativas.
La exposición incluye reproducciones anatómicas, artificiales y reales, maquetas de una “ciudad ideal”, modelos a escala y reales como un puente oscilante, y copias de algunas de sus pinturas y retratos, con reseñas comentadas.
Habrá experiencias de inmersión virtual: pantallas táctiles para ver algunos de los códices (libros) que escribió y dispositivos para aprender de su obra con realidad aumentada.
El componente internacional de esta muestra incluye piezas que vienen desde el museo Leonardo 3. Se verán 41 folios (hojas) autorizados de sus códices que tienen el aval de la Comisión Vinciana, organización que aprueba la exhibición de copias reales de sus manuscritos.
“La gente se va a encontrar casi que con la hoja original de Da Vinci, que deja ver la tonalidad del tiempo y en un en papel de algodón que deja ver la pulpa”, explica la curadora y arquitecta Piedrahíta.
Era un polímata
Frente al “carro campana” se exhibe “las alas de vuelo”, un invento con un armazón similar que diseñó para ayudar al hombre a volar y que muestra su interés por la fisiología y la mecánica, por los que también se interesó.
“Era un polímata –a diferencio de un erudito, quien tiene mucha información de todo sin correlacionar saberes–. Leonardo era igualmente bueno como geómetra, pintor, escultor, músico, arquitecto e ingeniero, lo que lo hace más que un erudito”, explica Whady Felipe Flórez, ingeniero y docente de la UPB.
Da Vinci es conocido por unir la ciencia y la tecnología. La exposición está ambientada por algunos poliedros (formas geométricas) que rodean y ambientan el recorrido del espectador.
“Gracias a la geometría aplicó en sus obras la perspectiva y la proporción. El hombre de Vitrubio, precisamente, es un estudio de esta sobre el cuerpo humano”, indica el profesor Flórez.
Otras interpretaciones
Los poliedros, de más de dos metros de alto y ancho, están dispersos por el recinto. Unos cuelgan, otros se atraviesan a la vista y otros se cruzan en el recorrido.
“Al pasar los bocetos a la realidad es cuando uno se da cuenta de que es otra cosa. Hubo que investigar mucho para que las piezas fueran funcionales”, dice el productor ejecutivo Alejandro Ochoa, que hizo parte del equipo diseñador.
Como estos, hacen parte de la exhibición más de 100 piezas de aeromodelismo de la colección personal del ingeniero mecánico Francisco Restrepo, conocido como “Pacho Cohetes”, que recuerdan el interés del genio en el vuelo. “El primer registro que hay en el mundo de alguien interesado en que el hombre pudiera volar es de Leonardo”, explica.
La razón, según el coleccionista, es que el italiano observó, de nuevo, la naturaleza y se preguntó por qué los pájaros volaban y el hombre no.
Esencia
Desde que comenzó hace dos años a preparar la muestra, Lucrecia se propuso que el visitante sintiera que estaba entrando al taller de Leonardo, que está vivo y que
“La universidad a la que asistió Leonardo da Vinci desde niño hasta su muerte fue una sola: la naturaleza”. LUCRECIA PIEDRAHÍTA Curadora
es como si no hubieran pasado 500 años.
“El buen arte no caduca, no solo el de Da Vinci sino cualquiera”, comenta. Para ella, el polímata es como un ser “besado” por Dios o un elegido. Su esencia no se pierde con el tiempo porque aún inspira y emociona. “No podemos decir siquiera que él fue, en pasado. Leonardo está hoy en el transporte del siglo XXI, en el carro y en los autómatas”.
Para el profesor Whady Felipe Flórez, que se le llame el hombre del Renacimiento no es gratuito. “Llevó a la cúspide la ciencia, la filosofía y el arte. Se preocupó por la relación causa-efecto, preguntaba y luego construía”, señala.
Luego del recorrido puede llegar a sentir que la relación de disciplinas no es tan descabellada. De hecho, el pensamiento uni-disciplinar es más difícil de entender y que, como decía el florentino, “El placer más noble es el júbilo de comprender” ■