Las mujeres que irritan a Trump
El ataque a cuatro congresistas demócratas es una ocasión más en su discurso. Estos son los casos.
Parecen estrellas de Hollywood. Cuatro mujeres que caminan juntas por el capitolio de Estados Unidos, suman millones de seguidores en redes, son del ala más progresista del partido Demócrata, tienen entre 29 y 45 años, su piel no es blanca y, aunque tienen la ciudadanía, nacieron en familias de migrantes.
Son Alexandria Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño; Ayanna Pressley, afroamericana; Rashida Tlaib, de padres palestinos, e Ihlan Omar, nacida en Somalia, una musulmana que porta su turbante con orgullo y no duda en posar junto a una bandera estadounidense mientras lo viste.
Desde su llegada al Congreso Federal han mantenido roces con el presidente Donald Trump, pero este domingo y lunes el mandatario subió el tono de su disputa con el cuarteto progresista demócrata.
Trump aseguró que hay cuatro mujeres en el legislativo provenientes de países que “no funcionan” y que pretenden decir cómo gobernar Estados Unidos, “la nación más grande del mundo”. “¿Por qué no vuelven a sus países y ayudan a arreglar esos lugares?”, les dijo el mandatario.
El futuro demócrata
“Hoy son una minoría, tanto en la política como en el partido, pero representan el futuro del partido y del país”, afirma el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, David Castrillón.
Ocasio, la más reconocida del grupo, suma casi 4 millones de seguidores en Instagram, red en la que comparte el detrás de cámaras del Congreso. Su fama no es reciente: desde que estaba en campaña se convirtió en un referente juvenil porque alternaba su contienda electoral con su trabajo en un café en Nueva York.
A ellas no les importa, ni siquiera, oponerse a los acuerdos demócratas. A finales de junio votaron en contra de un proyecto de presupuesto para la frontera sur que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, había negociado en cabeza de la colectividad.
Una de las más cercanas a Ocasio es la somalí Omar, quien migró cuando era niña.
Estas, junto a Pressley y Tlaib, “representan sangre nueva en la política de Estados Unidos, un país que se construyó de la migración”, comenta el profesor de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Mario Aller San Millán.
Aunque esta vez el centro de las críticas de Trump fueron las cuatro congresistas, en enero arremetió contra Pelosi por rechazar la reapertura del Gobierno.
Disputa contra las mujeres
Y cuando estaba en campaña para los comicios de 2016 arremetía contra Hillary Clinton por ser mujer, cuando en medio de los debates le decía que ella solo se estaba jugando su “carta femenina”.
Al mirar en su equipo de Gobierno, pocas mujeres tienen protagonismo. Quizá la ficha más representativa es su hija, Ivanka Trump, quien ostenta el rol de asesora de la Casa Blanca. Entre los quince departamentos de la administración federal, solo tres están encabezados por mujeres: el de Transporte, el de Educación y el de Seguridad Nacional.
Uno de los altos cargos que tuvo una mujer como líder fue el de portavoz de la Casa Blanca, donde estaba Sarah Sanders, quien dejó este rol en junio para presentarse a la Gobernación de Arkansas.
Uno más fue el de la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, quien renunció en octubre de 2018 sin dar muchas explicaciones y fue precedida por un hombre.
Además, los delegados para países como Venezuela o representantes en Medio Oriente son también hombres. Otro de los rostros con mayor relevancia en su admi
nistración es el del senador republicano Marco Rubio.
Ante ese escenario, el republicano preside un gobierno encabezado por hombres en el que termina atacando a las mujeres en su discurso. Con un factor más: es un presidente en campaña a la reelección