El Colombiano

Un día como hoy de hace 50 años se impulsó al hombre para llegar al satélite natural de la Tierra por primera vez.

- Por HELENA CORTÉS GÓMEZ Y RICARDO RAMÍREZ NASA Comunicado oficial

Una explosión más poderosa que 85 plantas hidroeléct­ricas Hoover de Estados Unidos o siete de la pre

sa de Las tres gargantas de China –la más grande del mundo– se realizó para impulsar una nave de la Tierra a la Luna. Eso fue hace 50 años y a bordo de un cohete Saturn V con un peso equivalent­e a la de unos 400 elefantes de los más grandes en la Tierra (3.000 toneladas).

La Nasa situó los asientos de los invitados en una tribuna a 5 kilómetros de distancia (como ir del estadio al Coltejer, así de lejos). El estruendo de hasta 220 decibeles en el despegue –el más fuerte producido por el hombre– los alcanzó 15 segundos después. El mundo se paralizó frente a la pantalla del tv. Una vez en el espacio, Neil

Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins escaparon de la órbita de la Tierra, viajaron a la órbita lunar, luego desacoplar­on parte de su nave espacial y la dirigieron hacia abajo para un impacto suave en un mundo alienígena. Y quizás aún más impresiona­nte, después de dar un paseo, volvieron a subir a su vehículo lunar, se lanzaron desde la superficie de otro cuerpo planetario, se unieron al módulo de comando orbitando aproximada­mente a 96 kilómetros por hora sobre la superficie lunar y dos días después regresaron a Tierra, salpicando el Océano Pacífico y a salvo.

Ante los ojos de muchos, saltar a unas vacaciones marcianas sería el paso a seguir luego de esta hazaña, al menos eso imaginaron los soñadores de todo el mundo. Sin embargo, ningún humano ha regresado a la superficie lunar desde que el último astronauta del Apolo 17 (fueron seis misiones tripuladas en total) lo abandonó en 1972, entre otras cosas por costoso, dice César Augusto Ocampo Rodríguez, ingeniero aeroespaci­al de la Universida­d de Kansas, máster y PhD. en Astrodinám­ica de la Universida­d de Colorado (Espere entrevista con Ocampo, colombiano en la trinchera del lanzamient­o lunar de 2024).

Antes del fin de 1970

El aniversari­o del hombre a la Luna recuerda que el ambicioso objetivo de ir hasta allá es plausible en un plazo corto y con la suficiente voluntad política: Apolo 11 fue un testimonio de que la humanidad puede hacer grandes cosas en medio de tiempos difíciles. Era un momento en el que los computador­es tenían el tamaño de una gran habitación y la capacidad de una calculador­a moderna, Estados Unidos estaba perdiendo la guerra en Vietnam, las mujeres, por primera vez, marchaban en las calles por la igualdad y los afroameric­anos con frecuencia sacrificab­an sus vidas por el derecho a ser tratados como seres humanos plenos.

Volver hasta allá

Entre 1959 y 1973, la Nasa destinó 23.600 millones de dólares a explorar la Luna. El programa tuvo un costo de 25.000 millones de dólares –sin incluir el coste de infraestru­cturas– que, también teniendo en cuenta la inflación, equivaldrí­an a unos 152.800 millones de dólares actuales. La mayoría de esos ingentes fondos fueron destinados a Apolo. “Solo el canal de Panamá se asemeja en tamaño al programa Apolo como el mayor esfuerzo tecnológic­o no militar jamás efectuado por Estados Unidos”, escribió la Nasa en un análisis histórico que está publicado en su sitio web.

El tan anhelado retorno de humanos a la Luna en 2024 está en planes desde hace años y podría costar unos 30.000 millones de dólares, sorprenden­temente menos costoso que hace 50 años. “Será más barato porque hay una tecnología ganada, un camino recorrido”, cuenta

David Pineda, ingeniero y cofundador del programa en Ingeniería Espacial, quien agrega que hoy todo el programa Apolo –incluyendo investigac­ión y desarrollo– costaría 169 billones de dólares (539 millones de millones de pesos colombiano­s o toda la fortuna de Jeff Bezos, el más rico del mundo).

Las misiones espaciales son costosas. Se ha estimado que el valor de la Estación Espacial Internacio­nal fue de alrededor de 100 mil millones dólares. Incluso se estima que el Telescopio Espacial Hubble, entre su construcci­ón, lanzamient­o y servicio en órbita, ha costado más de 10.000 millones durante su vida útil hasta la fecha.

Sin embargo, a futuro los costos bajarán. “Para todo el programa y para alcanzar una presencia humana sostenible en la Luna estamos hablando de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares”, dijo el director de la Nasa, Jim Bridenstin­e en una entrevista con CNN.

La primera mujer, lo que sigue

La Nasa prometió llevar a los próximos humanos de nuevo a la Luna y esta vez para quedarse. Artemisa, nombre de la hermana gemela de Apolo en la mitología griega, fue el nombre que reveló Bridenstin­e el pasado 13 de mayo en su cuenta de Twitter, para esta misión. Se dio luego de que se conociera que la administra­ción del presidente

Donald Trump incrementó su presupuest­o como un esfuerzo para impulsar la nueva visita humana al satélite.

Con Artemisa buscarán poner a la primera mujer norteameri­cana en el satélite natural de la Tierra. Así mismo este programa supondría el retorno de las misiones tripuladas: en el anuncio se menciona el viaje de una mujer y un hombre que alunizaría­n en su polo sur. Serán estadounid­enses porque son ellos los que se planean el reto. Hay otras propuestas, pero sin tripulació­n. En diciembre de 2017 el presidente Trump firmó la Space Policy Directive 1 (Directiva 1 de la Política Espacial), en la que le exigía al administra­dor de la de Nasa enviar humanos a la luna por primera vez desde 1972 y “liderar un programa de exploració­n innovador y sostenible con socios comerciale­s e internacio­nales para permitir la expansión humana en todo el Sistema Solar y traer de vuelta a la Tierra nuevos conocimien­tos y oportunida­des”.

Las misiones Apolo representa­n un logro singular que alteró la visión del Sistema Solar. Mientras se celebra el 50 aniversari­o, ningún otro ser humano ha caminado encima de otro cuerpo planetario desde que

Harrison “Jack” Schmitt y el difunto Gene Cernan salieron de la superficie lunar, durante la misión del Apolo 17 , el 14 de diciembre de 1972 ■

“Solo el canal de Panamá se asemeja en tamaño al programa Apolo como el mayor esfuerzo tecnológic­o no militar”.

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