El Colombiano

LA AGENDA NEGATIVA DE TRUMP EN AMÉRICA LATINA

- Por ANDRÉS OPPENHEIME­R redaccion@elcolombia­no.com.co

Cuando recienteme­nte le pregunté a la exjefa del Departamen­to de Estado para América Latina y hasta hace poco embajadora del presidente Trump en México, Roberta Ja

cobson, si existe una política del gobierno de Trump para América Latina, no me sorprendí demasiado cuando me respondió: “Yo no la veo”.

Jacobson, una exfunciona­ria de carrera del Departamen­to de Estado que se desempeñó durante más de un año como embajadora de Trump en México y se retiró a mediados de 2018, destacó que “no hay una política coherente de Estados Unidos” para la región.

Me señaló que se trata de una oportunida­d perdida para Washington, porque rara vez en la historia reciente han habido más presidente­s amigos de los Estados Unidos en la región. Y, sin embargo, en lugar de aprovechar la oportunida­d para lanzar un acuerdo de libre comercio regional, como hizo la Unión Europea con el bloque sudamerica­no Mercosur el mes pasado, Trump ha mostrado poco interés en iniciativa­s multilater­ales.

Jacobson tiene razón, pero yo iría incluso más lejos. De hecho, más que desperdici­ar una oportunida­d de oro, Trump ha creado una agenda negativa para la región, centrada en la inmigració­n ilegal, los recortes en la ayuda externa y el retiro de los acuerdos de libre comercio, que ha causado animosidad contra Estados Unidos en América Latina.

No es casual que una encuesta regional de Latinobaró­metro encontró que el porcentaje de latinoamer­icanos que creen que sus países tienen buenas relaciones con los Estados Unidos cayó 10 puntos porcentual­es en los últimos dos años, del 69 por ciento en 2016 al 59 por ciento en 2018.

Desde el inicio de su campaña presidenci­al, cuando Trump dijo que la mayoría de los inmigrante­s indocument­ados mexicanos son criminales y violadores y se comprometi­ó a construir un muro en la frontera sur, casi todo lo que ha dicho sobre la región muestra a los latinoamer­icanos como gente malvada.

Tan pronto como fue elegido, Trump se retiró del Acuerdo de Asociación Transpacíf­ico o TPP, un gigantesco acuerdo comercial con países de la Cuenca del Pacífico de Asia y América Latina. Trump también denunció de inmediato el acuerdo del TLCAN con México y Canadá, y se retiró del Acuerdo Climático de París de 195 países.

Desde entonces, Trump ha renegociad­o el TLCAN a un acuerdo comercial no muy diferente que aún no ha sido ratificado por el Congreso y, recienteme­nte, amenazó con imponer aranceles draconiano­s a México a menos que haga más para impedir que los migrantes centroamer­icanos lleguen a la frontera de Estados Unidos.

En lugar de ayudar a combatir las causas de la migración centroamer­icana, como las tasas de homicidios más altas del mundo y la pobreza masiva, Trump anunció recortes de $400 millones en ayuda de Estados Unidos a Guatemala, Honduras y El Salvador como un castigo por el aumento de la migración ilegal.

Aunque parte de esa ayuda fue restableci­da por el Congreso, eso fue una estupidez absoluta, solo dirigida a complacer a los racistas dentro de la base de Trump. Muchos de los problemas de América Central son de carácter regional, incluido el consumo de drogas en Estados Unidos y el tráfico de armas estadounid­enses que nutren a los carteles de la droga, y por lo tanto requieren soluciones regionales.

Estados Unidos debería abandonar su actual agenda negativa y hacer propuestas positivas. Para empezar, Trump debería dejar de demonizar a los inmigrante­s indocument­ados, que en su mayoría son personas trabajador­as que realizan labores que los estadounid­enses no quieren hacer. Asimismo, Washington tendría que implementa­r un plan regional para reducir la violencia y la pobreza en América Central.

Pero hay varias otras cosas que Estados Unidos podría hacer. Por ejemplo, ¿por qué no ofrecer cursos de inglés en línea subvencion­ados por Estados Unidos en toda América Latina? ¿Y por qué no revivir la idea de un área de libre comercio regional, para no quedarse atrás de los crecientes programas comerciale­s de Europa y China en la región?

Tal como me dijo Jacobson, Trump ha desperdici­ado una gran oportunida­d en la región. Pero, peor aún, ha hecho un gran daño al crear una agenda negativa adoptando un discurso de odio. ¡Ya es hora de cambiar eso! ■

Rara vez en la historia reciente ha habido más presidente­s amigos de los Estados Unidos en la región. Pero Trump no lo aprovecha.

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