LA JUVENTUD, PER SE, NO ES LA RESPUESTA
La sociedad da excesiva importancia a la juventud. La pone en un pedestal.
Los jóvenes hemos actuado durante mucho tiempo como incubadores del pensamiento político y social debido a que no estamos atados a las consecuencias ondulantes que una persona mayor podría enfrentar de llegar a hacer lo mismo; lo que nos permite ejercer como las voces ideales para amplificar duras realidades del Estado Social de Derecho.
Sin embargo, la historia muestra que no somos los mejores navegantes institucionales. La ambición de las ideas que defendemos a menudo se ve obstaculizada por la burocracia y las divisiones generacionales. Pero, a pesar de la insistencia de varios sectores, gracias a la pasión e impaciencia que nos define logramos que nuestras ideas sean incluidas con mayor frecuencia en la base de las nuevas y mejoradas instituciones.
La influencia de nuestros ideales ya es evidente en los ciclos electorales en los que se ha configurado el panorama encaminado a un programa propuesto por las últimas generaciones en el que una política dedicada a combatir la contaminación no es negociable y comprometerse con la igualdad de género o la diversidad ya no es un factor de diferenciación apasionante. Los jóvenes exigimos que todos imaginen lo que es posible en nuestras vidas y a pesar de que disentimos unos de otros sobre el método para hacer el cambio, existe un objetivo primordial compartido: el compromiso con la creación de un futuro mejor que el que se nos prometió. Para ser justos con los críticos, la sociedad da una importancia excesiva a la juventud poniendo a los jóvenes profesionales en un pedestal antes de que sus ideales sean cuestionados. Tiempo después se hace posible ver cómo el brillo de la juventud se oscurece; empieza a hundirse como el hecho de que el sitio de redes sociales creado por hackers universitarios para calificar a las chicas calientes no fue el mayor invento de todos los tiempos. Y tal vez fue porque permitimos que estas cosas funcionaran por sí solas que finalmente se volvieron locas.
Podría decirse que no hay sustituto para décadas de experiencia, pero los verdaderos líderes - buenos líderes - conocen el valor y comprenden la importancia de las coaliciones entre generaciones y de la comunidad. Son valorados por su capacidad de encontrar un terreno común en medio de avanzar, mirar hacia atrás e imaginar un futuro más allá del alcance de nuestras vidas y de las vidas de nuestros hijos
* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.