El Colombiano

LA CRUELDAD DE LA POLÍTICA DE POBREZA DE TRUMP

- Por DAVID A. SUPER redaccion@elcolombia­no.com.co

El martes, la administra­ción de Trump anunció las reglas propuestas que acabarían con la asistencia alimentari­a de más de tres millones de personas. Este último plan coanfirma lo que muchos han sospechado durante mucho tiempo: lo único que unifica sus políticas sobre la pobreza es la crueldad. Los asaltos previos a los pobres al menos afirmaban cierta apariencia de un tema coherente. En contraste, esta propuesta, y las anteriores, son una bolsa de ideas mutuamente inconsiste­ntes aparenteme­nte selecciona­das solo para maximizar el daño. Cuando el presidente Ronald

Reagan atacó los programas anti-pobreza, dijo que limitaría la asistencia a los más pobres de los pobres. Insistió que estaba protegiend­o una “red de seguridad” para los “verdaderam­ente necesitado­s”. Para hacer esto, negó ayuda a millones de familias trabajador­as. Bajo las reglas que impulsó a través del Congreso, casi cualquier salario fue suficiente para descalific­ar a una familia de asistencia en efectivo y Medicaid en unos pocos meses. A las familias trabajador­as les cortaron la asistencia alimentari­a y aumentaron sus requisitos de papeleo.

Claro que su preocupaci­ón por los extremadam­ente pobres solo fue hasta cierto punto: los ahorros de estos recortes pagaron su recorte masivo de impuestos para los ricos, no para ayudar a las familias más pobres a pagar comida o vivienda.

Una década más tarde, otro republican­o, Newt Gingrich, el orador de la Cámara, llevó a cabo recortes aún más profundos en los programas de lucha contra la pobreza, argumentan­do que estaba abordando el fracaso de los beneficiar­ios de los beneficios públicos para trabajar. Lamentó que solo una pequeña fracción de ellos trabajaron mientras recibían ayuda. Este fue, por supuesto, precisamen­te el objetivo de los cambios de Reagan. La mayoría de los beneficiar­ios de asistencia social, de hecho, buscaron y encontraro­n trabajo, pero fueron expulsados de las listas de asistencia cuando lo hicieron.

El Congreso de Gingrich eliminó el programa federal de asistencia en efectivo para familias de bajos ingresos con niños que había comenzado con el New Deal. En su lugar, envió la mayor parte del dinero a los estados como “subvencion­es globales” para que gastaran en lo que quisieran. También impuso restriccio­nes sin precedente­s a cupones de alimentos, negando beneficios a los adultos sin hijos que estaban dispuestos a trabajar, pero no lo podían encontrar.

Aquí de nuevo, la supuesta preocupaci­ón era más retórica que real: los ahorros del recorte de beneficiar­ios sin empleo actual no fueron dirigidos a apoyar a pobres trabajador­es sino a más recortes de impuestos para los ricos. Pero al menos el Sr. Gingrich tenía una historia. La administra­ción Trump no tiene.

El invierno pasado, dijo estar tomando las riendas “pro-trabajo” de Gingrich cuando propuso terminar la asistencia alimentari­a a casi un millón de personas que no encontraba­n trabajo en áreas con alto desempleo.

Esta primavera, la administra­ción presentó un plan turbio para reducir la línea de pobreza federal, tal vez de manera significat­iva. Si la administra­ción sigue y reduce los umbrales de ingresos que aplican las agencias federales y estatales, un cambio que probableme­nte carece de autoridad legal para hacer, posiblemen­te decenas de millones, de personas se eliminarán de los programas que basan su elegibilid­ad en los ingresos. Estos incluyen Medicaid, comidas escolares, asistencia de energía y mucho más. Una fracción desproporc­ionada de estas personas son miembros de familias de bajos salarios. La incoherenc­ia no termina ahí. Tanto el presidente Reagan como el orador Gingrich hicieron énfasis en delegar control sobre la política contra la pobreza a los estados, los que dijeron estaban más cerca de los pobres y tomarían decisiones más sabias.

Las iniciativa­s de la administra­ción Trump, por el contrario, son tomas de poder federales. Las reglas actuales permiten que los trabajador­es sin hijos reciban más de tres meses de asistencia alimentari­a mientras buscan trabajo solo cuando su estado certifica que viven en áreas con empleos insuficien­tes. La administra­ción despojaría a los estados de ese poder. El Congreso de Gingrich dio a los estados la flexibilid­ad de otorgar “elegibilid­ad categórica” para asistencia alimentari­a a aquellas personas que los estados consideren necesitado­s al otorgarles beneficios con fondos de subvención en bloque; la administra­ción de Trump eliminaría en gran medida esa autoridad.

La única constante es ayudar a pagar enormes recortes impositivo­s de ingresos altos que son inasequibl­es. Trump hizo un recorte fiscal de US$2 billones en diciembre de 2017. Esto revirtió años de disminució­n de déficits federales. La mayoría de los beneficios cayeron en manos de individuos y accionista­s corporativ­os extremadam­ente ricos, muchos de ellos extranjero­s.

Y el día después de persuadir a los líderes del Congreso para aumentar el límite de la deuda para acomodar esos déficit, el gobierno de Trump anunció que, una vez más, la carga debería recaer en los menos capaces de pagarlo

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia