POPULISMO ANTICORRUPCIÓN
La Broma Infinita, de David
Foster Wallace, uno de mis libros favoritos, cuenta con unos antagonistas bastante peculiares: los Asesinos en Sillas de Ruedas (A.S.R.), un violento grupo de disidentes quebequenses que frecuentemente logran pasar desapercibidos en sus acciones criminales gracias a la aparente “inocencia” de su condición.
La lucha contra la corrupción es un tema universalmente bien recibido: nadie pone en duda que es un fenómeno costoso y dañino que, de ser “solucionado”, contribuiría enormemente a mejorar el funcionamiento del Estado y, probablemente, impulsar el desarrollo del país.
¿Quién en sano juicio -a menos que se beneficie de ella– se opondría a luchar contra la corrupción?
Esta condición de “inocencia” que carga la causa anticorrupción ha provocado, peligrosamente, que no haya suficiente escrutinio a los argumentos de quienes fervorosamente la defienden, abriéndole espacio a unos cuantos demagogos a hacer un desvergonzado uso oportunista y político de la lucha contra la corrupción.
¿Cómo se supone que bajarles el salario a los congresistas incentiva a disminuir la corrupción? ¿Los corruptos incluyen los sobornos que reciben y sus bienes adquiridos ilegalmente en sus declaraciones de renta? ¿Limitar los periodos de los congresistas acabará con los clanes políticos?
Utilizan una atractiva simplificación de la realidad para ignorar los problemas estructurales del Estado que verdaderamente les abren la puerta a prácticas corruptas. Usar frases adornadas pero vacías como “crisis de valores” o tildar de forma teatral a toda la institucionalidad de “podrida” es mucho más entretenido que discutir a fondo una reforma al sistema electoral actual o tocar el tema del excesivo tamaño de la burocracia que es nido de prácticas clientelistas y favores políticos.
Nadie quiere estar del lado de los corruptos, pero no todos los abanderados de la lucha contra ellos son unas santas palomas: para muchos no es nada distinto a un frío y oportunista cálculo político.
Esta estrategia hasta ahora ha resultado ser todo un éxito, lo cual -para la preocupación del país- es una pequeña muestra de lo que sería el alcance de una herramienta que, irónicamente, puede ser más dañina que la corrupción a largo plazo: el populismo
Con frases vacías como crisis de valores evitan hacer reformas estructurales.
* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.