El Colombiano

CELEBRACIO­NES PATRIAS

- Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA rtamayo@une.net.co

Los antioqueño­s estamos de fiestas. Me encanta emplear el plural, porque me siento acompañado.

Por curiosidad abrí el “Diario de Adán”, de Mark Twain, que después de su soledad en la creación, empezaba a convivir con la nueva compañera que el Creador le había dado, y encontré este párrafo de Adán pensando:

“Este ser nuevo, de cabello largo, estorba mucho. Se mantiene por todas partes y me sigue por donde voy. No me gusta. No estoy acostumbra­do a tener compañía. Ojalá se quedara con los demás animales… El día está nublado, viento en el este, creo que nos va a llover. ¿Nos? ¿De dónde saqué esa palabra? El nuevo ser la usa”.

¿Qué haríamos sin la familia? ¿Sin nuestra pareja? ¿Sin el plural? ¿Si somos Colombia? ¿Somos Antioquia?

Celebramos el grito de independen­cia, los cien años de nuestra Fuerza Aérea. “Somos la Diferencia”.

Vimos la majestuosi­dad del desfile de nuestras Fuerzas Armadas en Antioquia. Aplaudimos con fervor a quienes nos protegen y defienden. No siempre lo logran porque los que aplican la justicia, son humanos y se equivocan mucho. Ojalá sea solo por equivocaci­ón.

Por ejemplo, no me gustó ver los grupos de indígenas con garrotes marchar en el mismo desfile con militares y policías, después de haber visto a esos indígenas atacar y desarmar a soldados uniformado­s. No porque los indios sean más valientes, sino porque el soldado “no exceda en la defensa”. Después de ver por televisión a la minga indígena destruir la carretera Panamerica­na en el Cauca y paralizar el transporte de alimentos en todo el Occidente de Colombia.

Pero sí me conmoví al mirar a nuestro Ejército, a nuestra Policía Nacional, a nuestra Fuerza Aérea y nuestra Armada con sus veteranos de Corea, mis amigos del Batallón Colombia, con sus medallas y condecorac­iones que merecieron los mejores elogios del general MacArthur.

Ver a los héroes del Ejército y la Policía en sus sillas de ruedas, por haber ofrendado sus miembros en batalla o por las cobardes minas antiperson­al, representa­ndo también a quienes ofrecieron sus vidas por nosotros y por Colombia.

Ver al Presidente de la República abrazar a los héroes mutilados, en Bogotá, y en Medellín al gobernador y alcalde con las demás autoridade­s rendir homenaje a los héroes, con el aplauso del público.

Es emocionant­e sentirnos colombiano­s, con nuestras “evas”, mirando al futuro a pesar de ver cómo nos meten a la fuerza de negociacio­nes de paz, bandidos al Congreso, mientras nos castigan un ministro inocente a 17 años de cárcel.

Es gratifican­te también ver que en Antioquia y por nuestro gobernador Luis Pérez y el gobierno de Iván Du

que, se haya salvado la salud de Antioquia al refinancia­r a Savia Salud. Y al escuchar el valiente discurso del gobernador Luis Pérez, el 20 de julio, advirtiend­o que en Antioquia y en sus parques, son primero nuestros niños que los viciosos y “su desarrollo de la personalid­ad”. Y que en Antioquia vamos a erradicar los sembrados de coca.

Ñapa: Esta columna no saldrá las próximas dos semanas, por motivo de mi ausencia del país. Puede que me vean a mediados de agosto. Felicitaci­ones a Colombiamo­da y sus treinta años

Gratifican­te escuchar el valiente discurso del gobernador Luis Pérez el pasado 20 de julio.

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