“Egan, un espejo para los niños”
“Cuando Egan empezó a competir algunas carreras, nos decían que habíamos contratado al nuevo Marco Pantani. Pero le voy a decir lo siguiente: jamás, en mi vida, había visto un corredor de la clase de él y creo que nunca conoceré a otro con las condiciones de este chico. Si me llega a pasar, creo que seré el doble de afortunado. Vivía cerca de mí porque tenía 19 años, en sí era un niño cuando llegó a Italia. Residió en Buasca, un pueblo cerca de Torino. Cuando le hicimos los primeros test en carretera confieso que casi me voy de para atrás, y así, como lo piensan todos, también dije que sería el campeón del futuro. Por su corta edad, me asustó su forma de pensar, madurez, respeto, inteligencia, humildad, sumado a su calidad física. Mostró, desde siempre, una mente fuerte y no es fácil encontrar a esa edad una persona así. En su cabeza tenía un objetivo claro: lograr cosas grandes, eso sí, siempre acató órdenes. Nosotros solo le ayudamos a coger mejor técnica para la ruta, debido a que llegaba del ciclismo de montaña. Cada paso que daba en su proceso era sorprendente, aprendió rápido, y no solo se dejaba ayudar de sus compañeros, también aportaba su experiencia. Este Tour lo ganó con dificultades, pues desde el comienzo no tenía el equipo a su disposición. Pero sus condiciones y honestidad lo llevaron al primer cajón del podio en París. En él, al hablar en cuatro idiomas, y con cariño para todos aquellos países que nombró, da a entender la calidad de persona que es. De su boca jamás salió palabras de polémica. Con lo que dijo se ganó la admiración mundial. No solo le abrirá más puertas al ciclismo colombiano, también se convierte en espejo para aquellos niños que lucharán para ser como él. Es un campeón íntegro, caballero y profesional. Recogerá muchos más y ricos frutos”.