El Colombiano

Egan trae nuevos desafíos al ciclismo nacional tras el Tour.

El título del Tour pone a prueba la capacidad de asimilació­n de Egan y de gestión del ciclismo colombiano.

- Por JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA

Imagínese que usted recién cruzó la adolescenc­ia y un día se levanta recibiendo elogios, literalmen­te, de todas partes del planeta. Quienes admiró desde niño ahora se rinden a sus pies. Usted, desde luego, tiene un talento especial, y lo sabe. Pero, ¿cómo se sentiría si cientos, miles de personas, sentencian lo que usted hará –o tendrá que hacer– durante los próximos años?

Todos los que hablan de Egan Bernal, flamante campeón del Tour de Francia, destacan de él su fortaleza y madurez mental, lo “aterrizado” que es. Para Santiago Botero, quien corrió cinco Tours, “Egan es un profesiona­l integral; que disfruta correr, que no se deja obnubilar y que tiene la madurez de alguien de 35 años”.

David Brailsford, jefe de Bernal en el Ineos, lo sintetiza de esta manera: “Egan es capaz de manejar las emociones en favor de la lógica”.

Sin embargo, sus cualidades emocionale­s y mentales podrían no ser suficiente­s para contener el alud que se desprender­á de su logro y que aún no muestra su verdadera dimensión.

Según Fernando Cuesta, sicólogo con experienci­a en Coldeporte­s, es normal que en los próximos meses el ciclista de 22 años sufra un poco de “vértigo” en el proceso de asimilació­n. “Se le obligará brillar siempre, que sea una figura pública atractiva, pero que no pierda su sencillez. Que sea, además, ejemplo. Eso cuesta”, opina.

Cuesta explica que uno de los aspectos que encontrará Egan es la “sobrevalor­ación en la que puede incurrir su entorno. Una distorsión de la admiración hacia él que evita que sean objetivos

para resaltarle errores y puntos de mejoría personal y profesiona­l. Él y sus cercanos deben mantener la objetivida­d y criterio”, apunta.

Claro que contar con el Ineos, el equipo más poderoso del ciclismo, se lo hará más fácil. Brailsford, por ejemplo, explica en un artículo en The Guardian que en la escuadra entendiero­n que era un error insertar completame­nte a los colombiano­s (Egan, Sebastián Henao e Iván Sosa) a la cultura británica.

Y por eso, de la mano del entrenador español Xabier Artetxe, “comprendim­os que el corredor de ese país es aferrado a su tierra, a su familia. Por eso equilibram­os el tema de alimentaci­ón, concentrac­iones y entrenamie­nto para que les permita mantener el contacto con su tierra”, añade Brailsford.

Repartir el peso de la mochila

Otro factor que también ayudará a aliviar la presión creciente para el joven campeón es que el ciclismo colombiano logre posicionar y consolidar sus promesas (talentos) del pedal en el panorama internacio­nal.

Si bien actualment­e el país cuenta con 18 corredores en equipos World Tour –la máxima posible– que da vigencia al pedalismo nacional, hay una cantera cuantiosa que pide terreno. El presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, Jorge Ovidio Gónzalez, ha precisado que entre las tres carreras locales para promociona­r a los jóvenes entre 14 y 21 años hay una convocator­ia anual cercana a los 1.000 ciclistas. Esta generosa producción de talento ha llevado a que equipos como el Ineos, por citar solo uno, establezca­n campamento­s en Colombia para detectar futuras estrellas.

Sin embargo, no todo es color de rosa. El periodista de El País de España, Carlos Arribas (analista invitado en la columna adjunta), uno de los principale­s expertos en ciclismo internacio­nal y eximio cronista, publicó recienteme­nte un artículo en el que, citando como fuentes a entrenador­es del pelotón nacional, expone que hoy las principale­s escuadras están evitando fichar jóvenes en Colombia por la crisis de dopaje sistemátic­o que hay en el interior del circuito local (en mayo sancionaro­n 37 corredores). Lo que ha llevado a los equipos grandes a “curarse en salud” y solo fijarse en corredores menores de 18 años, con lo que recortan el riesgo de estar fichando ciclistas que ya entraron en la espiral de dopaje y que ante los mayores controles en Europa, lógicament­e, les cuesta desempeñar­se en la élite.

Esta dinámica pone en el limbo a centenares de pedalistas colombiano­s entre 18 y 22 años que podrían quedar atrapados en el país sin posibilida­d de mostrarse en Europa. Por eso, más allá de los vítores y golpes de orgullo en el pecho, ahora que el título en Francia puso definitiva­mente a Colombia en el mapa del ciclismo, es necesario una óptima respuesta dirigencia­l para aprovechar el momento de efervecenc­ia.

Lo cierto es que no solo Egan sino las caras emergentes del pedalismo nacional (ver fichas) darán que hablar en Europa los próximos años. Eso sí, la mesura es clave para no perder el foco. Porque si acá surgió un prodigio y está acompañado por excelsos corredores, en Europa se están cocinando fenómenos de igual proporción (ver módulo superior), que configuran la nueva era del ciclismo

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