El Colombiano

BEATRIZ RESTREPO GALLEGO

- Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Dios quiso llevarse a Beatriz, deja un gran vacío en la tierra, pero consigue su mayor y merecido premio en el Cielo. La vida de Beatriz fue ejemplar, de trabajo por la comunidad, por la educación, de dedicación a su familia y a su pueblo.

Conocí a esta gran mujer cuando ella cursaba sus últimos años en el bachillera­to del Colegio del Sagrado Corazón. Me cuenta mi esposa, María Teresa, que en el colegio no se premiaban las mejores alumnas en cada materia con medallas sino con libros, Beatriz terminaba tan llena de estos, que no podía cargarlos. Esos eran los premios en el colegio, en la vida fue la satisfacci­ón del deber cumplido.

Cuando llegué a la gobernació­n de Antioquia, la llamé para que me ayudara en la Secretaría de Educación, nadie mejor que ella para trabajar por la educación de los niños y jóvenes antioqueño­s. Se desempeñó con ejemplar dedicación y celo en esta ardua tarea. No la afectaban las críticas de los maestros que prestaban el servicio por obligación, sin vocación, con falta de dedicación y amor por tan bella profesión.

Quiero contar algunos ejemplos de la labor de Beatriz y la incomprens­ión de los miembros de Adida -Asociación de Institutor­es de Antioquia- filial de Fecode, la organizaci­ón a nivel nacional: cuando llegamos al manejo de los asuntos del departamen­to, encontramo­s una educadora, en Bogotá, que llevaba ocho o diez años -no recuerdo exactament­e cuántos- en comisión remunerada. Suspendimo­s la comisión y, en vez de regresar, se quedó en la capital desempeñan­do otro oficio que tenía en esos años de comisión.

Al término del año de 1982, me visitó un periodista y me contó que Adida había dicho que Beatriz Restrepo había perdido el año y, añadió: ¿Qué opina? Le respondí: estoy feliz y, en vista de su sorpresa, le agregué: porque si perdió el año tiene que repetir y aquí se tiene que quedar. Entiendo que no les gustó mi respuesta, pero era la verdad. No volvió a perder el año, según la Asociación y terminó con excelencia los tres años del período.

Muchas veces nos reunimos con los maestros para oírlos y estudiar sus reclamos. Después de escucharlo­s, les decíamos: ya oímos sus reclamos, ahora hablemos de la calidad de la educación que estamos dando. Nunca aceptaron tratar este tema tan importante. Es que la educación, desde hace muchos años, ha bajado sustancial­mente su calidad. Ya no se enseña historia patria, ni geografía, que nos hacen querer a Colombia. Mucho menos se enseña religión, que nos da lo que significa justicia social y no el socialismo que se enseña para preparar la revolución y olvidar el compromiso con los más necesitado­s.

En el último año de gobierno, en 1994, nos notificaro­n que iban a salir a paro. Les dijimos: “Recuerden que en este gobierno, quien no trabaja no devenga”. Salieron a paro por 17 días. Terminó el paro y nos visitaron “para ver cómo vamos a compensar esos 17 días”. Les contestamo­s que estaban advertidos de que el que no trabajaba no devengaba. Nos dijeron que siempre se reemplazab­a en tiempo de vacaciones. Les contestamo­s que el tiempo perdido no se recuperaba, ya estaba perdido. Beatriz y yo siempre nos entendimos bien en esos temas. Que Dios la tenga a su lado

Beatriz y yo siempre nos entendimos bien en esos temas. Que Dios la tenga a su lado.

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