El desafío es vigilar el impacto sobre la zona de influencia
La situación actual del proyecto Hidroituango representa una coyuntura importante desde dos aspectos: la generación de energía eléctrica para el país y el impacto financiero para el Departamento de Antioquia, el Municipio de Medellín (a través de Empresas Públicas de Medellín) y para otros inversionistas del proyecto. Desde la generación de energía eléctrica para el país, la capacidad instalada de Hidroituango representa el 20% de la generación actual de energía por parte de las hidroeléctricas en Colombia y el 13% del total de la generación de energía eléctrica; desde la cobertura de la demanda, se estima que Hidroituango puede
abastecer cerca del 23% de la demanda máxima de energía. Solo estas cifras representan la importancia del proyecto, cuya operación con una unidad de generación (de ocho diseñadas) se debió dar a finales del año 2018. Ahora, debido al retraso Empresas Públicas de Medellín, estima que la operación se dará en 2021. Esta situación es de sumo cuidado, dado que los factores climáticos de baja lluvia que cada vez son más prolongados y de mayor fuerza sumado a una creciente demanda de energía eléctrica, pueden dejar en situación crítica el abastecimiento de energía eléctrica. Desde lo financiero, el retraso de la puesta en marcha del proyecto genera un impacto importante para las finanzas especialmente del Departamento de Antioquia quien es socio directo del proyecto con un 2.14% y un 50.7% a través del Idea y para Empresas Públicas de Medellín, quien es socio con un 46.33% (impactando las finanzas del municipio de Medellín quien recibe una parte importante por transferencia de utilidades de EPM). Este impacto está representado en el lucro cesante, en los sobrecostos asumidos para estabilizar el proyecto y mitigar el impacto sobre la zona como también por los recursos que pudieron ser recibidos por cargo por confiabilidad.