El Colombiano

José María Acevedo, el decano de la industria

El fundador de Haceb celebra hoy sus 100 años. Así es el decano de la industria paisa.

- Por FERNEY ARIAS JIMÉNEZ

Hoy cumple 100 años de vida el fundador de la empresa fabricante de electrodom­ésticos Haceb. Su visión y su tenacidad para resolver desafíos hacen de él un referente permanente de innovación. La compañía, que nació con 90 pesos y dos trabajador­es en el Centro de Medellín, vende actualment­e $705 mil millones al año y emplea a 3.500 personas. Esta será la celebració­n.

Como una partida de ajedrez, juego que recomienda porque enseña a pensar por los retos que impone, puede describirs­e la centenaria existencia de don José María Acevedo Alzate, el visionario que en 1940 abrió un pequeño taller dedicado a las reparacion­es eléctricas y que dio origen a la principal empresa fabricante de electrodom­ésticos del país: Industrias Haceb.

Las primeras jugadas en el mundo de los negocios, que en una partida de ajedrez correspond­en por lo general a las movidas de los peones, las recordaba así el empresario en 1970 para EL COLOMBIANO: “Yo empecé solo, después incorporé a Bernardo y más tarde a Gerardo ya Ignacio, mis hermanos. En 1943 fabricamos resistenci­as para parrillas. Las ganancias en el primer año fueron de 730 pesos, obtenidos a base de reparar artículos eléctricos en las casas”.

A casi 80 años de haber arrancando ese emprendimi­ento, y justo hoy cuando cumple 100 años de vida, don José María sigue yendo a diario a la planta de Haceb en el municipio de Copacabana, norte del Valle de Aburrá.

“Él llega hacia las ocho y media de la mañana. En su oficina tiene un taller o laboratori­o en el que con frecuencia se reúne con el personal de producción o diseño para revisar algunas ideas. Siempre está inquieto sobre cómo mejorar los electrodom­ésticos que fabricamos”, sostiene Santiago Londoño, quien desde hace diez meses es el gerente de la compañía, pero está vinculado a ella desde hace tres años y dos meses (ver Paréntesis).

Por el centenario del fundador, el complejo industrial de Copacabana y sus 3.500 colaborado­res están de fiesta hoy. A las nueve de la mañana comienza la celebració­n con una eucaristía que oficiará el obispo auxiliar de Medellín, monseñor Mauricio Vélez García, luego se ofrecerá un concierto y está previsto un almuerzo familiar.

1 EL CONSEJERO Y TRABAJADOR SIN DESCANSO

Con apenas un tercio de la edad de su abuelo, Juan Carlos Zuleta, se declara impresiona­do de la tenacidad que espera heredar. “Es incansable, siempre está pensando en mejorar, le hace seguimient­o al desarrollo de productos, y vive planteando cómo expandir los negocios”.

En esa línea vale anotar que en octubre del año pasado se realizó una ceremonia en la que el Politécnic­o Jaime Isaza Cadavid le otorgó el título honoris causa en ingeniería de Productivi­dad y Calidad, al empresario paisa.

“¿Que si quisiera seguir trabajando? Tal vez con otro lote y otros cien años”, fue la expresión que uso para responder, a lo que le siguió una corta sonrisa.

Al igual que un peón que en el tablero de ajedrez solo se mueve hacia adelante, es la manera de actuar de don José María. Cipriano López, exgerente de Haceb, recuerda como hace diez años suscribió un acuerdo de cooperació­n con la multinacio

nal Whirlpool para construir una planta de lavadoras.

“Para ese momento él tenía 90 años y que tomara esa decisión es más que un ejemplo de innovación. Es muestra de lo abierto y dispuesto que es para el cambio”, menciona López, quien agrega que se trata de un ingeniero civil innato al que le gusta construir.

Por su parte, el visionario resume y hace más fácil entender su determinac­ión al plantear la pregunta clave que debe resolverse ante cualquier tipo de coyuntura y ejecutar cada movida: “¿Qué es lo mejor que puedo hacer aquí? Y ante la complejida­d del problema es necesario buscar hasta hallar una solución”.

En la Estrategia para una nueva industrial­ización, el texto en el que la Asociación Nacional de Empresario­s de Colombia (Andi) plasma la hoja de ruta para un desarrollo empresaria­l, se pone como modelo a Haceb.

“La empresa compite en el mundo desde chiquita. Colombia tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con México hace bastantes años (desde 1995) y, por lo tanto, la compañía ha estado expuesta al primer expor

tador de neveras del mundo”, se lee en el documento de la Andi.

Las capacidade­s del empresario antioqueño también han permeado a sus descendien­tes y es así como su nieto Juan Carlos, inquieto por el mundo industrial, ha buscado su apoyo y consejo.

“Para mí ha sido un referente y le he podido consultar en momentos de duda porque él tiene muchos años de experienci­a”, dice el nieto, quien gerencia una empresa de artículos plásticos.

2 LA GENTE: LO MÁS IMPORTANTE EN LA COMPAÑÍA

Un detalle que tanto el fundador de Haceb como quienes lo rodean resaltan, es el aprecio por los colaborado­res, a quienes el propio don José María califica como sus compañeros.

El actual gerente de Haceb asegura que una de las cosas que más lo impactó es el respeto por el fundador. “La empatía y el interés por los empleados es un factor clave de esta planta y lo que nos hace diferentes. Su relacionam­iento con ellos es particular y los ve como sus amigos, esto no es normal en una fábrica”.

Pero la observació­n novedosa de Londoño tiene en diciembre de 1958 un antecedent­e que fue publicado por este diario como “un digno ejemplo”.

En la página 16 de la edición del 17 de diciembre apareció: “Magnífico gesto de generosida­d para sus servidores el de Electricid­ad Medellín”. La nota daba cuenta de que la compañía había establecid­o un aguinaldo de 50.000 pesos para todos sus empleados, monto que para ese momento correspond­ía a 84 días de salario.

Según el registro periodísti­co, don José María no tenía intención de hacer pública esa determinac­ión ni mucho menos que lo felicitara­n, y su único interés era levantar el bienestar social y económico de su planta de personal.

Luego, en diciembre de 1962 tras recibir la Orden del Mérito Industrial por parte del entonces Ministerio de Fomento, como los trabajador­es estaban en periodo de vacaciones colectivas, Haceb publicó un aviso de página entera para darles a conocer la distinción.

Sobre estas y otras actuacione­s del fundador de la compañía, López menciona que él siempre ha sido justo para los negocios. “Defiende el valor del trabajo y de compartir, y que la riqueza que se genera hay que redistribu­irla”.

3 AJEDRECIST­A Y AMANTE DE LA ÓPERA

Su nieto evoca la pasión por la ópera de su abuelo, quien viajó a los grandes teatros del mundo a los recitales, y entre sus pertenenci­as figura una colección de discos de vinilo de ópera y grandes maestros de la música clásica.

Desde los quince años, cuando le regalaron La Bohemia, de Puccini, le sonó bien y lo cautivó este género, por eso hoy en el festejo de su centenario estará la Orquesta Filarmónic­a de Medellín.

El ajedrez ha sido la pasión del empresario, y recuerda que a los diez años le vio el juego a una persona que trabajaba como carpintero con su papá e inmediatam­ente le inquietó y quiso saber qué era.

Fue tanto su deslumbram­iento que aprendió a jugarlo y aún lo hace, pero no sólo para divertirse, le ha servido el ajedrez, también para encontrar su propio arte como empresario y diseñar estrategia­s a su medida, interpreta­ndo muy bien las jugadas del entorno y haciendo sus propias apuestas.

Artículos de prensa de los años 60 dan cuenta de torneos departamen­tales e internacio­nales patrocinad­os por Haceb, a los que eran invitados las figuras de la época como el campeón argentino, Carlos Guimard.

“Don José tuvo la oportunida­d de ser jugador profesiona­l, era capaz de atender diez partidas al tiempo e incluso jugar de espalda al tablero, lo que da cuenta de su capacidad mental”, concluye López

“Recomendar­ía que el ajedrez sea un curso obligatori­o en los colegios para que la máquina que Dios nos dio (el cerebro) se aplique sin límites”. JOSÉ MARÍA ACEVEDO Fundador de Haceb.

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 ?? FOTO CORTESÍA HACEB ?? Por consejo de un carpintero José María Acevedo adoptó el gusto por el ajedrez, juego que, dice, enseña a pensar.
FOTO CORTESÍA HACEB Por consejo de un carpintero José María Acevedo adoptó el gusto por el ajedrez, juego que, dice, enseña a pensar.

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