ATIBORRADOS DE MENTIRAS
En general las personas tienen una capacidad crítica mínima. Es evidente en Colombia, donde nos tragamos todo entero, y en todo el globo.
De eso se aprovechan los que emiten las llamadas fake news: se observa cómo las reproducen sin el más mínimo análisis.
Es algo que acá aprovechan muy bien, y cada vez más, ciertos líderes políticos, poco democráticos por cierto.
El político es apenas uno de los campos en los que se nota la falta de crítica.
Esa facilidad para tragar todo entero no es problema de individuos con poca educación; se percibe hasta en aquellos que han asistido a la universidad y hasta han pasado de pregrado.
En redes sociales comparten notas de fuentes poco acreditadas con un contenido tan mentiroso que llama a la perplejidad. ¿Cómo es posible?
Cada agosto, por ejemplo, se vuelve viral que Marte aparecerá en el cielo tan grande como la Luna. O continuamente se difunden notas sobre un asteroide que chocará con la Tierra o que pasará equis o ye cosa durante un eclipse.
Son contenidos de toda clase que no resisten el más mínimo análisis y así son compartidos. No se puede saber todo, pero lo menos es averiguar un poco más sobre la información que se va a compartir.
La nueva rectora de la Universidad EAN, Brigitte Baptiste, en entrevista en El Tiempo, afirmó que entre las habilidades que piensa desarrollar entre el estudiantado está “el criterio para buscar la pertinencia del conocimiento que está circulando y para incorporarlo dentro de su acervo de trabajo y de formación, porque en las redes hay mucha basura y el problema no es falta de información sino de criterios para organizarla. Eso implica una serie de habilidades metodológicas y analíticas que desde la ciencia se pueden aportar”.
Una idea que debería acoger el sistema educativo partiendo desde la educación básica, porque no se trata de un curso de un semestre, sino que hay que incorporarlo a lo largo de los estudios, porque el nivel de información diario crece de manera exponencial y hay que saber identificar lo útil.
Cada día se generan 2,5 quintillones de datos, y cada minuto 456 000 trinos en Twitter y 510 000 comentarios en Facebook. Estamos atiborrados. Si no distinguimos entre lo valioso y la basura viviremos mal informados.
Ah, y unos pocos sacarán provecho de esta ignorancia.
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Esa facilidad para tragar todo entero no es problema de individuos con poca educación.