El Colombiano

DEMÓCRATAS PUEDEN GANAR SI HACEN CAMPAÑA CONTRA EL RACISMO DE TRUMP

- Por STEVE PHILLIPS redaccion@elcolombia­no.com.co

Los ataques en Twitter del presidente Trump a miembros de color del Congreso, desde “el escuadrón” hasta el representa­nte

Elijah Cummings, han dejado en claro que avivar las llamas del resentimie­nto racial blanco es fundamenta­l para su política y estrategia de reelección.

Durante décadas, algunos estrategas izquierdis­tas reprimiero­n la respuesta de sus candidatos a los silbatos de perros por temor a alienar a los blancos que, de otro modo, podrían apoyar a los demócratas. Hoy todavía existe una gran ambivalenc­ia acerca de convertir la lucha contra el racismo en un tema definitori­o en las elecciones de 2020. Pero la dura verdad es que nuestras elecciones ya están racializad­as -y lo han estado desde que el Congreso codificó el concepto de igualdad racial en los años 60 aprobando el Acta de Derechos Civiles de 1964 y el Acta de Derechos de Voto de 1965.

Con cada ataque, los demócratas están hablando. Y décadas de datos electorale­s sobre el comportami­ento de los votantes muestran que los demócratas están en terreno firme para hacer del racismo manifiesto del presidente un tema de campaña prominente. Esa informació­n muestra que hay suficiente­s votantes blancos para que los demócratas derroten a un presidente que provoca resentimie­nto racial. Podría, en una carrera apretada, ser apenas suficiente, pero suficiente. Y las matemática­s se vuelven más prometedor­as en 2020 cuando el electorado será más racialment­e diverso que en cualquier otro momento en la historia de Estados Unidos.

En cada elección presidenci­al de los últimos 50 años, la mayoría de los votantes blancos votaron en contra del candidato demócrata, y la abrumadora mayoría de la gente de color se puso del lado de los demócratas.

Pero hay un núcleo determinad­o y consistent­e de blancos que siempre votan demócrata. Desde el advenimien­to de las encuestas de salida de los grupos raciales en 1976, ningún demócrata ha recibido menos del 34 % del voto blanco (eso fue Walter

Mondale en 1984, quien perdió 49 estados ante Ronald Reagan). El promedio histórico de apoyo blanco para los demócratas es de casi el 40 %, y Hillary Clinton, frente al llamado disfrazado mensaje de Trump de Hacer a América Blanca de Nuevo, obtuvo el apoyo del 37 % de los votantes blancos.

Lo que aprendimos en las elecciones de 2016 es que el 37 % del voto blanco es suficiente para ganar el voto popular por casi tres millones de personas. Obviamente algo falló en tres estados críticos -Michigan, Wisconsin y Pensilvani­a— donde Trump ganó por casi 80.000 votos, inclinando al Colegio Electoral a su favor. Pero muchos progresivo­s están llegando a las conclusion­es equivocada­s sobre lo que pasó en esos estados.

La encuesta de salida del 2016 muestra dos grandes realidades que son importante­s para el análisis político y la estrategia actual. La Sra. Clinton llegó extremadam­ente cerca a ganar en esos estados. Si hubiera asegurado sólo 0,5 % más del voto blanco, habría sido presidenta.

Pero tal vez más importante, la disminució­n del apoyo blanco para Clinton no fue principalm­ente el resultado de las desercione­s demócratas hacia Trump (el ahora casi mítico “votante Obama-Trump”). El aumento en el apoyo blanco para los candidatos de terceros y cuartos partidos, de 2012 a 2016, fue mayor que el aumento para Trump. De hecho, en Wisconsin obtuvo menos votos de los que recibió Mitt

Romney cuatro años antes, refutando la idea de que oleadas de votantes demócratas descontent­os aumentaron las filas republican­as. Si todo lo demás se mantiene estable en 2020, y los demócratas recuperan sólo a los votantes de Obama-Jill Stein, se tomarán Michigan y Wisconsin.

Lo que plantea el punto obvio y más claro: no solo hay personas blancas en esos estados. El número de votantes que se quedaron en casa en 2016 en Detroit, Milwaukee y Filadelfia fue mucho mayor que el margen de la derrota demócrata en esos estados. A medida que las personas de color se convierten en una porción más grande de la población votante, el número de votos blancos necesarios para ganar se reduce constantem­ente. De hecho, un grupo de grupos de expertos publicó un informe el año pasado que muestra que si todos los grupos raciales del país replicaran en 2020 su participac­ión electoral y sus preferenci­as partidista­s de 2016, esencialme­nte una “repetición”, los demócratas ganarían Michigan, Wisconsin y Pensilvani­a, solo por los cambios demográfic­os de los últimos cuatro años.

EE.UU. se está volviendo más café cada hora, dado que todos los días, según los datos de 2016, la población de Estados Unidos aumenta en 8.000 personas y el 90 % de ese crecimient­o proviene de personas de color. Además, otros siete millones de adolescent­es de color habrán cumplido 18 años desde las elecciones de 2016. Con esta revolución demográfic­a que está transforma­ndo al país los demócratas en realidad no tienen que aumentar su nivel de apoyo blanco, solo tienen que mantenerlo estable, como lo han hecho durante 40 años los principale­s blancos que votan por los demócratas ■

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia