Estados Unidos, bajo el fuego de sus propias armas
Dos masacres en menos de 48 horas abrieron el debate sobre la xenofobia y las regulaciones.
No es nada personal. Eso dijo Patrick Crusius, el hombre de 21 años que el pasado sábado tomó una AK47 en un supermercado Walmart en El Paso, Texas, y disparó contra cuanto transeúnte encontró en su camino –niños de 2 años y ancianos de 82–, convencido de que estaba salvando a Estados Unidos.
Para cuando fue detenido por la Policía, Crusius había matado a 20 personas y herido a 26. Varias horas después, a 2.540 kilómetros de distancia, en la ciudad de Dayton, Connor Betts, de 24 años, hizo lo mismo: armado con un rifle de precisión, munición adicional y un chaleco antibalas, disparó contra cualquiera que tuviera al frente durante un minuto, hasta que lo alcanzó una bala de la Policía de Ohio que lo mató.
“Afortunadamente contábamos con muchos agentes en las inmediaciones cuando comenzó el incidente, así que la violencia duró poco tiempo”, dijo en rueda de prensa el coronel local Matt Carper. El fuego de Bretts, sin embargo, duró suficiente tiempo como para herir a 27 personas y matar a 9, entre los que se encontraba su propia hermana, Megan Bretts, la cual –según medios locales– habría muerto en el asiento de un carro junto a su novio.
Para el amanecer de este domingo, Estados Unidos estaba frente a dos masacres, en menos de 24 horas, cometidas por hombres blancos de menos de 25 años que, según la Constitución de su país, tenían derecho a portar armas.
Una invitación peligrosa
Crusius, 90 minutos antes de comenzar la masacre en el Walmart, publicó en internet un manifiesto de 4 páginas, titulado “La verdad incómoda”, que comenzaba expresando su apoyo al asesino de 51 personas el pasado marzo en una mezquita en Nueva Zelanda.
El documento, imitando la estructura de un trabajo académico separado por intertítulos, exponía las “razones políticas y económicas” de su futuro crimen e incluía detalles sobre el armamento que utilizaría.
“Nuestros padres fundadores me han dotado de los derechos necesarios para salvar a (3 de agosto) personas murieron en los dos tiroteos y 53 resultaron heridas: fuentes oficiales
nuestro país”, escribió Crusius refiriéndose a la Segunda Enmienda de la Constitución de EE. UU. que garantiza el uso de armas a los ciudadanos, “nuestros camaradas europeos no tienen derechos de armas necesarios para repeler a los millones de invasores”.
Con una mezcla entre fascismo y discurso ambiental, y con propuestas aleatorias como la separación de Estados Unidos por una raza distinta en cada estado, Crusius concluye en el texto que ante el impacto en el planeta de las formas de (15 de febrero) (4 de agosto) (31 de mayo) 500 personas 100 hogares consumo estadounidenses y la llegada de migrantes a su país, “el siguiente paso lógico es disminuir el número de personas en Estados Unidos que usan recursos. Si podemos deshacernos de suficientes personas, entonces nuestra forma de vida puede ser más sostenible”.
Para Emilio Viano, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Washington, los hechos de este fin de semana son, en parte, una consecuencia de la sensación de pánico hacia la migración que Donald Trump ha aprovechado para llegar al poder en 2016 y durante estos años de gobierno.
Esto, agrega Viano, incentivado por la noción del “ciudadano guerrero” que promueve la Segunda Enmienda, y a la presión de organizaciones políticas como la Asociación Nacional del Rifle, la cual según el experto presiona a los congresisNúmero de muertos (28 de julio) tas republicanos con apoyos económicos a sus campañas para asegurarse que no sea tocada la regulación de armas.
Para Jorge Avendaño, experto en investigación criminal de la U. de Medellín, es probable que este tipo de masacres se repitan, en un país que en 2019 cuenta con menos días que tiroteos masivos –252, según la organización Gun Violence Archive– y en el que acciones como las de Crusius son una constante invitación a ser imitado.
“¿Cómo detendrían ustedes a esa gente?”, preguntó retóricamente Trump en un mitin en Florida el pasado 8 de mayo, refiriéndose a la llegada de migrantes ilegales a Estados Unidos. “Disparándoles”, gritó uno de los seguidores entre la multitud. Los 29 muertos de este fin de semana demuestran que hay quienes están dispuestos a algo más que decirlo